Añejo recuerdo aquel, cuando de pequeño solía esconderme tras la falda de la abuela para evitar la reprimenda materna por algo mal hecho, aunque no en todas las ocasiones escapaba ileso del cogotazo.
Son los abuelos seres insustituibles. A veces consentidores y siempre amorosos, dejan una huella indeleble en nuestras vidas por su manera desinteresada y conciliadora de sugerir soluciones para los temas de la familia, constantemente en busca de la concordia, forjadores de sueños, hacedores de hombres y mujeres.
Quizá porque nos han visto crecer mientras ellos envejecen, porque nos han legado cada una de sus experiencias, o porque debido a cualquier circunstancia de la vida debieron ocupar el lugar de la madre o el padre ausente —o de ambos— merecen respeto y consideración.
No hablaré de lo que tanto se ha escrito sobre la perspectiva inmediata de envejecimiento de la población cubana. Las cifras se han expuesto una y otra vez. Prefiero referirme a la necesidad de crear facilidades, recuperar hábitos de educación y buena conducta, rescatar maneras de tratar a las personas que fomenten el bienestar de todos, y en especial de quienes ya transitan por la tercera edad.
Facilitarles sus gestiones en los centros donde la población ha de cumplir con su deber ciudadano, es también una forma de quererlos. De la siguiente escena fui testigo accidental, pero permanecí en el sitio para observar cómo se resolvería el asunto.
El pasado 27 de marzo, en horas de la mañana, un abuelo de 84 años de edad auxiliado por su bastón, llegó a la oficina de correo situada en la Calzada del Cerro, a unos metros del hospital Salvador Allende, para pagar su cuenta de teléfono. Mostró su recibo de Etecsa (en el borde inferior aclaraba que el plazo para abonar el dinero vencía el 31 del propio mes), pero la cajera le dijo sentirlo mucho, porque allí solo estaban autorizados a recolectar los pagos hasta el día 26.
La solución que le sugirió fue trasladarse hasta otra oficina, aproximadamente a un par de kilómetros de distancia, ubicada en la avenida de Boyeros casi esquina a Calzada del Cerro. Al notar el desasosiego del octogenario por saber perdida la gestión en sus difíciles condiciones para caminar, otro hombre un tanto más joven, que había llegado al lugar en su automóvil con la misma intención de liquidar su deuda telefónica, le tendió una mano y lo trasladó consigo. Según supo este redactor, ambos finalmente completaron su trámite.
Pudiera argumentarse ¿por qué no le confiaron el pago del teléfono al cartero que pasa por el barrio repartiendo la correspondencia y la prensa? Bueno, el octogenario jubilado, tiene por hábito hacer él mismo esa gestión, pues la primera oficina a la cual concurrió le queda cerca de su casa.
¿No habrá espacio para intentar un esfuerzo más por tal de aliviar gestiones que preocupan e incomodan a la población? Lo relatado es algo parecido a esta otra situación en cuanto a la ausencia de una solución favorable, pensando en aliviar a los de mayor edad.
Como cualquier municipio capitalino, San Miguel del Padrón vive su día a día en sus círculos infantiles, escuelas, centros laborales, policlínicos, y si bien en los últimos meses se han reparado algunas avenidas de gran uso, todavía la higiene ambiental presenta lunares.
Preocupados y molestos por los riesgos que imponían a la salud de sus moradores, los vecinos de la calle Artola se quejaron por soportar un basurero cada vez mayor cuyos desperdicios viajaban, incluso, hasta dentro de sus casas cuando el aire los batía.
Comunales recogió todo aquello. Ahora la orientación es verter los desechos en contenedores situados a cerca de 200 metros de distancia, en una cuesta arriba, ascenso complicado para los abuelos, quienes reclaman les pongan al menos uno de esos contenedores más cerca. Como actividad colateral, ya surgieron hombres que pasan por el barrio con una carretilla recogiendo la basura, al precio de dos pesos por el servicio.
Situaciones similares es posible que ocurran en otros lugares, son problemas que, con pocos recursos, hallarían solución y contribuirían al bienestar de toda la población en cualquier punto del país.
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Tati dijo:
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3 de abril de 2015
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marelis dijo:
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3 de abril de 2015
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BEATRIZ JOSEFINA dijo:
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Azulita Sky dijo:
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6 de abril de 2015
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Fredy Rafael Rosales dijo:
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Susana dijo:
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alfonso nacianceno dijo:
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6 de abril de 2015
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victor ramos dijo:
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FranciscoB dijo:
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robertog dijo:
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Pepito el holguinero dijo:
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Rosa C. Báez dijo:
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Rosa C. Báez dijo:
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13 de abril de 2015
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Noraida Galloso dijo:
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14 de abril de 2015
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jpuentes dijo:
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15 de abril de 2015
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