
Un verdadero pulseo donde Estados Unidos trata de sacar ventajas y Rusia responde con coherencia, principios y firmeza, ha aparecido en el escenario mundial en medio de un Occidente en crisis y otros países emergentes encabezados por Rusia y China, avanzando económica, política y socialmente.
El último espectáculo de este circo montado por Washington fue la reunión de lo que han dado en llamar Cumbre del Grupo de los Siete (G-7), sin Rusia.
Es la primera vez en 17 años que la Cumbre del G-8 se celebra huérfana de uno de sus componentes actuales de mayor peso; y todo porque Estados Unidos, seguido de sus socios europeos, optaron por sancionar a Rusia por su firme posición respecto a Ucrania.
Los líderes reunidos esta vez en Bruselas —y no en la ciudad rusa de Sochi donde estaba programado celebrarse el formato de G-8—, centraron sus debates, más que en buscar soluciones a la crisis sistémica que padece Occidente, en usar un lenguaje agresivo y amenazante contra Moscú.
Antes de llegar a la cita, Obama hizo una escala en Polonia —su aliado más cercano respecto a la desestabilización de Kiev— y país que ha brindado su territorio para que la OTAN instale todo tipo de armas en su afán de un posible ataque a la vecina Rusia.
A Varsovia acudió con rapidez el mandatario recién electo (con más de un 60 % de no votantes) de Ucrania, Petró Poroshenko, para recibir allí la bendición del inquilino de la Casa Blanca norteamericana.
Obama mostró su entusiasta apoyo a quien, aun sin tomar las riendas presidenciales en Kiev, ordenó usar toda la fuerza militar para reprimir a sus conciudadanos que protestan en el este de ese país.
Cuán distinta ha sido la actitud rusa, que se ha pronunciado por la búsqueda de una solución pacífica a través del diálogo entre las autoridades de Ucrania y los habitantes insubordinados en varias ciudades de esa nación.
Vladimir Putin, en sus presentaciones públicas casi diarias, ha explicado una y otra vez que su gobierno quiere la paz en la zona, el diálogo con las autoridades ucranianas, pero que “no puede ser indiferente con lo que pasa en sus propias fronteras”.
De igual forma el mandatario ruso ha advertido sobre el peligro que significa que la OTAN corra sus fronteras hasta la propia Rusia, acción que no se podrá admitir sin una respuesta adecuada.
Pero Moscú, a su vez, ha emprendido una política exterior soberana y, aunque todavía llama a los occidentales como “socios”, ha dado pasos que, además de fortalecer el país, constituyen alianzas estratégicas que responderán con creces a las amenazas y sanciones de Washington y sus aliados.
Uno de estos primeros acuerdos —quizás el de mayor repercusión— fue la firma de grandes proyectos energéticos y otros con China, que permitirán vender todo el gas que pueda a Beijing y no verse afectado de llegar el momento en que Europa no compre más esa energía que va por gasoductos a través de todo el territorio ucraniano.
Pero los pasos emprendidos por el presidente Putin y su equipo de gobierno son de una proyección aún mayor, lo que se puso de manifiesto con la firma de un convenio con Bielorrusia y Kazajistán, para crear la Unión Económica Euroasiática, mecanismo que entrará en vigor el 1ro. de enero del 2015.
“Hoy hemos creado un centro económico poderoso y atractivo, un gran mercado regional que reúne a 170 millones de personas. Nuestra unión equivale a un 20 % de las reservas de gas y el 15 % de las de petróleo a nivel mundial”, aseguró Vladimir Putin tras la rúbrica del documento.
El comercio entre estos tres países que formarán la Unión Económica Euroasiática se ha incrementado en los últimos tres años en un 50 %, y llega actualmente a los 62 mil 200 millones de dólares.
Se conoce oficialmente que otros países de la región, como Armenia, Tayikistán y Kirguistán, antiguas repúblicas de lo que fue la Unión Soviética, han manifestado su interés de unirse a este nuevo mecanismo al que ya especialistas occidentales califican como una verdadera contraparte de la Unión Europea.
El futuro al respecto puede traer muchas sorpresas para el mundo. Imaginémonos si a este mecanismo de colaboración euroasiático se unen países como China, que está previsto sea la mayor economía mundial; Irán, una verdadera potencia energética y de gran peso en la región; y Siria, una vez salida de la actual guerra que le ha impuesto Occidente.
Serán temas, sin dudas, que ocuparán mucho espacio del poder mediático internacional por su enorme perspectiva, tanto económica, como militar, política y para el comercio mundial.
La pregunta entonces es ¿quién aísla a quién? En mi opinión lo que hace Occidente contra Rusia aísla más a Washington y Europa que a Moscú y sus verdaderos aliados.
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Julio dijo:
1
9 de junio de 2014
20:36:30
Francisco Porto dijo:
2
9 de junio de 2014
22:24:38
pbruzon dijo:
3
10 de junio de 2014
07:44:13
alexander dijo:
4
10 de junio de 2014
11:09:24
pbruzon dijo:
5
10 de junio de 2014
13:25:18
Luis Antonio Amigo dijo:
6
10 de junio de 2014
16:19:49
Betty Lugo dijo:
7
10 de junio de 2014
16:32:44
pbruzon dijo:
8
11 de junio de 2014
08:17:23
Enrique el Antiguo dijo:
9
11 de junio de 2014
09:47:30
Luis Antonio dijo:
10
11 de junio de 2014
23:35:56
pbruzon dijo:
11
12 de junio de 2014
08:19:35
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