
La historia está superpoblada de procesos legales contra grandes figuras contra quienes fueron emitidas sentencias deshonestas e injustas, definido el carácter de las decisiones por circunstancias coyunturales o intereses perdurables de los poderes políticos, castrenses, religiosos… La cicuta, la hoguera, la horca, el pelotón de fusilamiento, la silla eléctrica, largos años en el corredor de la muerte o periodos cruentos de encierro castigaron osadías, “transgresiones”, actitudes valerosas para sus determinados periodos históricos; maldijeron con mentirosa maldad punitiva a la verdad. Porque esta duele, molesta, perturba los sueños de las clases dominantes.
La única verdad —la peor de todas para el Imperio— de los cinco patriotas antiterroristas cubanos en los Estados Unidos, y razón por la cual tres de ellos aún guardan prisión tras un proceso legal risible, es luchar por la preservación de la integridad soberana de su pueblo. Aunque los medios occidentales no lo difundan, pues su tinglado está dominado por actores contrarios a propalar el mínimo atisbo de claridad en relación con el caso, constituye —como es sabido por todos— uno de los ensañamientos más notorios de los que tenga dato la cronología del Derecho y la política a lo largo de la historia.
La prensa de EE.UU., entre las cunas del Periodismo, deberá cargar en su agenda de descréditos la actitud sucia, taimada mediante la cual (in) observa el caso. No en balde, el prestigioso abogado norteamericano Leonard Weinglass, uno de los pilares en la defensa legal de los Cinco, suscribió en el 2003: “El juicio fue mantenido en secreto por los medios de prensa norteamericanos. Es inconcebible que el juicio más largo en los Estados Unidos hasta el momento en que este tuvo lugar fuese cubierto solamente por la prensa local de Miami, particularmente cuando fueron llamados a testificar por la defensa generales y un almirante, así como un asesor de la Casa Blanca. ¿Dónde estaban los medios de prensa norteamericanos durante seis meses? No solo fue este el juicio más largo, sino también fue un caso que involucraba importantes asuntos de política exterior y terrorismo internacional (…)”
Pese al silencio, el crimen de lesa incivilidad resulta cada vez más conocido por miles de personas, quienes a través del planeta propalan los resultados del insustentable fallo, el amañado proceso miamense, las exorbitantes condenas, el castigo extra de René y la valentía, el decoro, la dignidad sin par de ellos, quienes ofrendaron su juventud y cambiaron sus sueños individuales a favor de uno más grande, perteneciente a 11 millones de cubanos.
Los Cinco vieron escurrir la mayor parte de sus años mozos sin espacio para la expresión doméstica de sus deseos personales, el contacto físico con sus parejas, el crecer cotidiano de sus hijos, el beso diario, la brisa de los árboles, el alegrón de una lluvia pasajera, el trabajo diario de sus compatriotas en Cuba…
Solo estos hermanos pueden saber cuánto sufrimiento interior han debido acallar, moldear, transformar en fuerza para proseguir soportando el castigo sin causa en pos de la causa mayor.
No se dejaron amedrentar ni arredraron su fibra ni siquiera en los momentos más difíciles de estos ya demasiado extensos años en los que permanecen encarcelados, cuando las más duras campañas mediáticas programadas por la Casa Blanca y sus satélites de Miami, Barcelona, Madrid o Praga arreciaron sin freno contra nosotros, a la espera de sentar las bases psicológicas para acciones de mayor envergadura, típico en su modus operandi.
Lo que ocurre es que siguen sin calibrar la altura de Cuba ni la de las cinco figuras que son, al día de hoy, el ejemplo personificado del arrojo y la determinación histórica de una nación independiente, libre, rebelde. Hay que honrar, hay que querer y admirar a Gerardo Hernández Nordelo; René González Sehwerert; Ramón Labañino Salazar; Antonio Guerrero Rodríguez, y Fernando González Llort, Héroes de la República de Cuba, detenidos desde aquel triste sábado 12 de septiembre de 1998.
Debemos seguir promoviendo en nuestras escuelas su conocimiento integral como lo que son: buenos cubanos de siempre, de los inmancillables; resultados concretos de la incontestable fuerza moral de la alborada de Enero. Espejo y ejemplo. Gente noble y grande de un pueblo inmenso.
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Nelson Abarca dijo:
1
4 de junio de 2014
14:12:25
Marbella dijo:
2
4 de junio de 2014
15:44:32
Marbella dijo:
3
4 de junio de 2014
15:48:34
Maribel Broche dijo:
4
4 de junio de 2014
16:05:37
ysora Diaz Campos dijo:
5
4 de junio de 2014
18:26:02
matilde perez castro dijo:
6
4 de junio de 2014
19:35:08
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