
Si a un ventilador —ese mismo que usted tiene en casa— le coloca las aspas al revés, nunca refrescará su habitación. Invierta el orden de los zapatos en sus pies y verá cuánto molestan. ¿Conectaría su radio de 110 voltios a una fuente de 220?
Son algunas ideas, dislocadas, que a nadie se le ocurriría realizar a partir de un pensamiento lógico. A cada acción ha de antecederla, al menos, un breve análisis de por qué hacerla, cómo asumirla para darle una terminación óptima, cuál será su provecho y cuánto tiempo podrá sobrevivir por el bien de quienes nos rodean.
Esta misma semana, camino del periódico a la Ciudad Deportiva, me llamó la atención —y también me la golpeó— ver a un grupo de trabajadores quienes, a pleno sol y protegidos por motociclistas de la Policía Nacional Revolucionaria para evitar un posible accidente en la vía, comenzaban sus labores de marcar, con esa pintura amarilla de larga duración, las necesarias y muchas veces ausentes señalizaciones en el pavimento.
La faena transcurría en el tramo de la calle Primelles comprendido entre la Calzada del Cerro y Vía Blanca. Ante la vista del viajero de a pie o motorizado cobró vida algo que, por repetido, no ha de aceptarse: esa recta tan transitada se coloreaba de amarillo, aun cuando padece de baches a flor de piel, algunos de los cuales fueron rellenados con mezcla asfáltica, pero la cura quedó en la epidermis, mientras los hoyos, con el paso de los vehículos incluidos los ómnibus, poco a poco recobran su amplitud y profundidad.
¿Qué beneficio ofrecerá la señalización de ese tramo si antes no ocurrió una reparación consciente? En otras oportunidades a esa misma calle se le ha retirado la capa de rodamiento para echarla completamente nueva de punta a cabo. Quizá no existan hoy las condiciones materiales para impulsar una tarea de esa magnitud (aunque no son tantos sus metros de extensión), pero, sin lugar a dudas, en breve las marcas plasmadas en la superficie viajarán al olvido, como también lo harán el tiempo empleado en estamparlas y los materiales dedicados al empeño.
Volvemos entonces sobre aquello de ¿qué es lo primero? ¿No debió repararse bien Primelles para después pintarla? No dudo que hubiera existido la coordinación previa entre las entidades a las que les corresponde asumir cada una de esas tareas; sin embargo, la chapucería y el deseo de terminar cuanto antes la restauración de la vía, sin asegurar su calidad (para cumplir un plan, suponemos), difumina las intenciones de solucionar el asunto de la debida señalización, en bien de la comunidad.
Este tema se da la mano con el de los salideros no suprimidos (o mal suprimidos) que rebrotan después de que una carretera fue asfaltada, y entonces usted ve aquel surtidor de agua cual fuente inagotable, en medio de una superficie plana recién cubierta.
Conclusión: al poco tiempo es preciso romper la calle para eliminar el despilfarro del preciado líquido y, en no pocas ocasiones, el agujero abierto en las entrañas del pavimento queda como una cicatriz en la faz del barrio.
Ir a contracorriente de la lógica, cabalgando sobre el lomo de la chapuza, solo trae pérdida desde cualquier prisma que se le mire, y así, no se sale del bache.
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Pablo LML dijo:
1
23 de mayo de 2014
06:59:49
victor dijo:
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23 de mayo de 2014
07:28:16
alfonso nacianceno dijo:
3
23 de mayo de 2014
14:27:36
alfonso nacianceno dijo:
4
23 de mayo de 2014
14:29:39
nrt dijo:
5
23 de mayo de 2014
15:03:56
alfonso nacianceno dijo:
6
23 de mayo de 2014
16:12:01
nrt dijo:
7
23 de mayo de 2014
17:43:33
pedro perez dijo:
8
24 de mayo de 2014
15:55:20
jaime dijo:
9
25 de mayo de 2014
21:55:56
Enrique el Antiguo dijo:
10
26 de mayo de 2014
11:07:50
REY dijo:
11
26 de mayo de 2014
11:37:19
Yeini dijo:
12
26 de mayo de 2014
15:08:54
El inconforme dijo:
13
27 de mayo de 2014
15:59:36
victor ramos dijo:
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27 de mayo de 2014
19:07:00
patricio perucho dijo:
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28 de mayo de 2014
08:49:49
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