
Transparencia es expresar ideas con sensatez, agudeza, ingenio y en la oportunidad precisa. Afianzar criterios a partir de socializar la información requerida por la población.
Ofenden a la inteligencia humana quienes insisten en remar a contracorriente de ese concepto, solo porque consideran tener una patente para encerrar en caja de caudales explicaciones o datos de interés público, imprescindibles en aras de facilitar el entendimiento de disímiles procesos en la vida cotidiana.
En las condiciones de Cuba es lógico preservar proyectos y estrategias perseguidos por nuestro enemigo jurado para hacerlos fracasar. Diversos planes y objetivos han de avanzar en silencio, de manera que permanezcan a buen recaudo, como salvaguarda de la seguridad y la integridad del país.
No subestimamos el daño para el que siempre está dispuesto el cercano vecino norteño por tal de malograr la obra de la Revolución. Sin embargo, aludimos hoy al sinsentido de propiciarle tierra fértil al secretismo casero, empantanado en la mente y el quehacer de funcionarios que, sin ser garantes de “información secreta o clasificada”, antes de opinar sobre un tema de actualidad que nos atañe a todos, se pavonean como si estuvieran tocados por la divina providencia.
Omiten o dilatan la difusión de orientaciones de bien público, ya sea porque temen incurrir en inexactitudes al exponerlas (deficiente conocimiento de lo que van a divulgar y temor a perder el cargo) o porque pretenden “administrar” a su antojo cuándo soltar las amarras del asunto, propiciando con su tardanza especulaciones que despiertan el deseo de los interesados por hallar en fuentes foráneas detalles sobre algo concerniente a Cuba, o relacionado con ella.
Igualmente incomoda el trato de directivos que —no bien transcurridos unos instantes de haber comenzado a responder una entrevista— lanzan la desagradable frase de: “Mire, esto que le voy a decir no es para publicar”, o toman por esquiva aquello de “este no es el mejor momento”… “eso ahora no conviene decirlo”, para no satisfacer cualquier preocupación popular asumida por la radio, televisión o prensa escrita en busca de una respuesta convincente. Esas patéticas poses evasivas están sentenciadas a quedar atrás, dado el ritmo de la vida en nuestro país, urgido de un discurso claro, directo y transparente.
La oportunidad de acceder al cara a cara (al que muchas veces se llega tras horadar el muro de contención levantado por secretarios o secretarias que ofrecen excusas dilatorias cuando se trata de concertar el encuentro de sus jefes con la prensa) desmerece, subvalora al entrevistador, obligado entonces a presionar en distintos niveles de dirección de una empresa o ministerio hasta lograr la atención del poseedor de aquello que el pueblo está en su derecho de conocer.
A pesar de que la dirección de la Revolución insiste en la necesidad de abordar con transparencia los problemas cotidianos que afectan a todos, algunos pretenden manejar la información a su libre albedrío, como dueños de un coto cerrado. Es tiempo de intercambiar, opinar, discrepar. No siempre los criterios coincidirán en los análisis, sin perder de vista que en las contradicciones no antagónicas permanece viva la llama del desarrollo.
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qbano dijo:
1
26 de abril de 2014
09:37:25
roger dijo:
2
28 de abril de 2014
04:12:06
alfonso nacianceno dijo:
3
28 de abril de 2014
14:01:01
alfonso nacianceno dijo:
4
28 de abril de 2014
14:08:11
cubitabella dijo:
5
28 de abril de 2014
23:01:42
alfonso nacianceno dijo:
6
29 de abril de 2014
14:36:19
Frank dijo:
7
29 de abril de 2014
18:27:11
angel dijo:
8
30 de abril de 2014
10:16:10
toyo dijo:
9
2 de mayo de 2014
12:17:01
Yeini dijo:
10
2 de mayo de 2014
14:58:37
toyo dijo:
11
2 de mayo de 2014
15:31:30
pepe dijo:
12
11 de mayo de 2014
22:45:46
Pedro Campos dijo:
13
12 de mayo de 2014
23:01:46
LUISTALAVERA MONTEBRAVO dijo:
14
4 de noviembre de 2019
17:10:10
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