
Aunque muchos usan despectivamente el calificativo de “chola” para referirse a estas bolivianas, ellas han ido conquistando su espacio y reconocimiento en la sociedad. El tiempo ha sido testigo del resurgimiento de las cholas, quienes se despojaron de su pasado estereotipado como sirvientas de la clase media y alcanzaron una influencia real en diversos sectores.
La llegada a la presidencia de Evo Morales, primer mandatario indígena en la historia de esa nación sudamericana, contribuyó, sin duda alguna, a la consolidación de las conquistas de esas bolivianas.
Se ha vuelto habitual verlas estudiando en las universidades o en instituciones del Estado. Al respecto, María Isabel Córdova, fundadora de una revista para la Comunidad Aymara de La Paz, comentó a BBC que “hace diez años era casi imposible pensar que una chola podía ser abogada o una periodista, o estar frente a una cámara de televisión, presentando un programa nacional”.
Entre los ejemplos de sus logros en el plano político, por solo mencionar algunos, se encuentran Celima Torrico y Julia Ramos, quienes en su momento asumieron los ministerios de Justicia y Agricultura, respectivamente. Asimismo, resalta el caso de Amalia Morales, quien se convirtió en la primera chola en formar parte del Consejo de la Judicatura.
NO SIEMPRE FUE ASÍ
La conquista y colonización españolas a estas tierras trajo consigo la imposición de nuevas costumbres y tradiciones que abarcaron desde la religión hasta la forma de vestir. Lo autóctono y lo impuesto confluyeron en una misma forma brindando una mezcla pintoresca que definió la cultura latinoamericana y caribeña.
En el caso de Bolivia, ese proceso influyó en la manera de vestirse de la población originaria, a quien por orden de la Corona española, se le prohibió el uso de sus ropas típicas. Fue entonces que la mujer indígena adecuó sus costumbres y comenzó a usar pollera (falda), blusa, manta y sombrero.
El historiador Antonio Paredes Candia, en su libro La Chola Boliviana, recuerda que durante el siglo XVIII, las mestizas bolivianas ya lucían una vestimenta que las distinguía de otros estamentos sociales. Ellas acostumbraban a usar ropas confeccionadas con base en sedas y terciopelos que consistían en pollera, manta, sombrero, blusa ajustada y botas, atuendos que se caracterizaron por el lujo, colorido y elegancia, lo que les valió el nombre de “chola”, en señal de admiración o desdén por parte de los europeos, indica.
En el siglo XIX estas mujeres modificaron su vestimenta, haciéndola más elegante en un diseño que acogió las botas y el sombrero borsalino.
Según el sociólogo boliviano David Mendoza, “la chola de hoy tiene un reconocimiento social y una influencia política que se suman a la económica que siempre ha tenido. Ahora, la chola tiene un capital simbólico que crece porque la sociedad le da el lugar que corresponde”.
El panorama para estas mujeres, predominantemente campesinas que emigraron a las ciudades, fue moldeándose con los años. Luego de una presencia casi invisible, las cholas bolivianas se impusieron ante la discriminación y marginación de la sociedad y con el paso del tiempo fueron construyendo una identidad que se ha mantenido intacta hasta nuestros días y que constituye un símbolo de la nación andina.


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juana dijo:
1
13 de marzo de 2014
21:00:36
LUCILO dijo:
2
15 de marzo de 2014
05:25:30
yusimi dijo:
3
15 de marzo de 2014
08:47:06
Nelson dijo:
4
28 de marzo de 2014
09:11:57
Jose O. Alvarenga dijo:
5
9 de abril de 2014
09:27:12
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