ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Caricatura de Moro

Hace poco más de un año, académicos de la Universidad de La Habana realizaron un estudio sobre las tasas de cambio publicadas diariamente por El Toque, y concluyeron que estas no reflejaban el precio real del dólar en el mercado informal cubano. Ese estudio fue publicado en la prestigiosa revista científica holandesa Computational Economics.

Según el análisis, semejante distorsión pudiese estar ocurriendo porque el algoritmo empleado «está manipulado intencionalmente, o porque la fuente principal de información no es buena». Explicaban los autores que «el rastreo de anuncios en los chats online no puede verificar que las transacciones realmente se estén produciendo».

Agregaban, además, que «el número de participantes que realmente definen la tendencia del mercado (realizando transacciones grandes y frecuentes) puede ser pequeño, y pueden manipular el mercado».

En resumen, el análisis afirmaba que «confiar en El Toque como expresión real del valor del peso cubano en la economía es, cuando menos, arriesgado». «No cumple con las pruebas de eficiencia, y resulta especialmente preocupante el hallazgo de que la ineficiencia puede ser generalizada y persistente en las diferentes etapas de la serie».

En julio pasado, ante el creciente cuestionamiento de las tasas de cambio publicadas, la directiva de El Toque se vio obligada a realizar control de daños en una suerte de artículo editorial, en el cual pretendían defenderse de un texto aparecido en TeleSur, y de una intervención de este redactor en el programa Con Filo, de la tv cubana.

Curioso es, sin embargo, que en el artículo se ignorasen las conclusiones del estudio citado, así como lo reseñado en extenso, hace poco tiempo, en las páginas del periódico Granma.

Ciertamente, no los acompaña la solidez de argumentos; tanto así que, con cada justificación, pareciera que se están disparando en su propio pie. Por ejemplo, con el objetivo de impresionar a incautos, ahora aducen haber incorporado un algoritmo de inteligencia artificial en la determinación de las tasas de cambio.

Pero, ¿acaso ya tenemos inteligencia artificial que permita llegar a miles de transacciones que a diario se realizan persona a persona, en casas, parques, negocios, mediante el uso de efectivo o transferencias electrónicas?

¿Qué nos han confesado entonces? Pues que han estado usando una base de cálculo sumamente deficiente. O sea, para las mediciones toman una muestra muy pequeña del cúmulo total de operaciones que se pueden estar realizando. Sumemos a esto que las utilizadas no son ni siquiera operaciones verificables, sino intenciones de compra y de venta. ¿Alguien pudiese asegurar que muchas de estas ofertas no son mañosas?

Como avisa el adagio jurídico: a confesión de partes, relevo de pruebas. Pero no solo se trata del fraude cambiario. Medios cubanos han brindado sólidas evidencias, citando a personas y páginas oficiales del propio Gobierno de Estados Unidos, en las que se prueba que El Toque no solo recibe abundante financiamiento del país que pretende rendirnos por hambre, sino que una parte de esos fondos se destina a fomentar líderes para un supuesto «cambio de régimen» en Cuba.

El canciller Bruno Rodríguez Parrilla denunció en la ONU que la «guerra económica incluye un programa integral de desestabilización organizado, financiado y ejecutado directamente por el Gobierno de Estados Unidos, con el empleo de operadores de origen cubano radicados en este y otros países».

En este contexto, El Toque «tiene el encargo de deprimir el nivel de ingresos de la población por la vía de la manipulación especulativa de la tasa de cambio de la moneda, con efecto directo en el crecimiento de los precios, la propagación en redes de mensajes intimidatorios y alarmistas, y la alteración así del comportamiento natural del mercado.

«Se incurre para ello en el blanqueo de dinero del presupuesto federal estadounidense, empleando fondos asignados por el Congreso de los Estados Unidos y utilizados por el Departamento de Estado, organizaciones no gubernamentales y contratistas que lo canalizan».

Muchas personas preguntan en redes sociales por qué no se decidió antes que nuestro sistema bancario compitiese como un actor más en el mercado informal de divisas, realizando operaciones de compraventa mediante tasas de libre flotación cambiaria.

La razón es que, antes de acometer semejante medida, era condición indispensable llevar a niveles manejables un déficit fiscal que llegó a ser del 18 % del producto interno bruto (pib). En semejantes condiciones de desequilibrio era imposible mantener un adecuado control de las tasas de cambio.

Ahora con un déficit fiscal que se acerca a niveles manejables, el Banco Central de Cuba, como autoridad monetaria, trabaja para consolidar un mercado cambiario oficial, ordenado y transparente, cuya tasa permita, de manera gradual, reflejar objetivamente la situación actual de la economía. Este proceso forma parte del Programa de Gobierno y se realiza en coordinación con otros organismos de la Administración Central del Estado.

Resulta imprescindible comprender que el país necesita ordenar el sistema cambiario, de modo que esos recursos contribuyan a impulsar sectores productivos, que también incluyen a campesinos y otros emprendedores privados. Solo produciendo más saldremos de la crisis.

No quiero pasar por alto uno de los procedimientos con que El Toque ha estado operando para estafar a muchos cubanos. Ha sido habitual que acudan a lo que da en llamarse «comportamiento serrucho»; una práctica manipuladora que consiste en generar grandes caídas y luego subidas abruptas de las tasas de cambio.

Por ejemplo, entre julio de 2024 y enero de 2025 se registraron dos hechos de este tipo, mientras en días recientes ocurrió un tercero, en el que se registró una caída de hasta 115 cup por dólar, sin que ningún evento económico real lo justificase.

Cuando finalmente comienza la subida artificial de las tasas de cambio, esto es acompañado de supuestas predicciones que generan pánico y otras maneras de inducir compras compulsivas. Así, mediante el efecto rebote, se pretende potenciar subidas reales, que pueden dejar fuera a determinados actores, al tiempo que se beneficia a algunos interesados, siempre en detrimento de las personas comunes.

Todo muy turbio; pero en la más reciente ocasión, pareciese que el proceder tuviera un «valor añadido». Como esperaban que, de un momento a otro, el Banco Central de Cuba anunciara la puesta en vigor de un mercado cambiario de libre flotación, la trepada abrupta del dólar perseguiría sabotear el adecuado funcionamiento de la medida.

Por ejemplo, suponiendo una subida de 50 cup por dólar, y que esto alcanzase un total de mil millones de dólares, el monto resultante sería más del 11 % de Presupuesto planificado para este año. Estarían buscando realizar una suerte de pulseo, con el objetivo de hundir aún más el mercado al que acude para abastecerse la mayoría de los cubanos. El efecto sobre la inflación sería brutal.

Este tipo de práctica especulativa también está afectando gravemente sectores claves de la economía. Por ejemplo, tenemos uno de los mejores cafés del mundo. Un campesino puede sembrar mil matas de ese grano; pero el dilema está en la cosecha, cuando se necesita contratar mucha fuerza de trabajo.

Sucede, sin embargo, que los jornales que pudiera pagar el campesino no pueden competir con los ingresos que la especulación genera. Además de esto, el productor debe pagar insumos y medios de trabajo a precios formados con tasas artificialmente infladas, lo que lastra significativamente su desempeño.

Salir de la crisis no es tarea sencilla, pero tampoco imposible. Es asunto que lleva inteligencia, trabajo y mucha responsabilidad. Y entre las numerosas acciones que incentiven el crecimiento económico, también lleva limpiar la economía de elementos tóxicos como lo es, claramente, ese engendro de las finanzas llamado El Toque.

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