El secretario de Estado Marco Rubio publicó el pasado miércoles un mensaje en el que afirmaba que Estados Unidos está en estrecha comunicación con los gobiernos de Haití, República Dominicana, Jamaica y Bahamas, mientras afrontan los devastadores impactos del huracán Melissa. Y más adelante prometió ayudas de todo tipo.
Una omisión imperdonable y sin ética puso en duda que Cuba y los cubanos existen, al tiempo que no tuvo en cuenta que Melissa pasó también por aquí.
Si el bloqueo «no existe y somos terroristas», tampoco el huracán pasó por Cuba. El odio y la predisposición anticubana no pasaron inadvertidos. Los cubanos de aquí y allá lo saben. Por ello hace tiempo fue incorporado en la valla de los traidores, en la propia ciudad de Miami.
Rubio y su gobierno tienen todo el poder para suspender medidas coercitivas (remesas, viajes y otras acciones de persecución) que obstaculizan la búsqueda de soluciones rápidas a los graves daños provocados por Melissa y el impacto del estrangulamiento económico por el bloqueo recrudecido.
El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla fue muy claro el día 29, en la ONU:
«Si el Gobierno de Estados Unidos tiene alguna mínima preocupación por “ayudar al pueblo cubano”, suspenda o haga excepciones humanitarias al bloqueo, con motivo de los daños que ocasionará y está ocasionando el huracán Melissa.
«Cuba es un país de paz. Nadie en su sano juicio y con un mínimo de honestidad puede alegar que Cuba representa o se proponga representar una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, una gran potencia, y al bienestar del pueblo estadounidense».
Un día después del llamado de Bruno en la ONU y de la inexplicable omisión de la nota de Rubio, un escueto mensaje en la red social x del Secretario de Estado cambiaba repentinamente la tónica, al afirmar: «Estamos preparados para ofrecer ayuda humanitaria inmediata al pueblo de Cuba, afectado por el huracán».
¿Será verdad?
Lo cierto es que, aunque el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, a raíz de esta y otras comunicaciones públicas, ha entrado en contacto con el Departamento de Estado, aún está en espera de una respuesta oficial con precisiones sobre cómo y en qué manera estarían dispuestos a ayudar, según un mensaje en redes sociales del viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
Al cierre de esta edición no se conoce si, más allá de declaraciones públicas, ha habido de parte del Gobierno estadounidense alguna comunicación oficial de ofrecimiento de ayuda, como la que sí ha llegado de diversos países, sin politiquería y con pleno respeto a Cuba y a nuestros damnificados.
El Gobierno cubano, fiel a sus posiciones históricas y sin renunciar a sus principios, ha planteado en reiteradas ocasiones su disposición a sostener con el Gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo.
Ante el devastador impacto del huracán, una vez más el pueblo cubano ha dado muestras de organización, disciplina y solidaridad, y ha prevalecido la unidad y la voluntad de poner la vida humana por delante de todas las prioridades.


 
                        
                        
                        
                    












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