Compañeras y compañeros, amigos todos:
Convocados por la revista Cuba Socialista, publicación teórica y política del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, nos reunimos en La Habana para celebrar el Tercer Encuentro Internacional de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda.
Esta cita, trascendental y necesaria, se inscribe en las misiones que definiera el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en septiembre de 1961, en el editorial que sirvió de presentación al primer número de nuestra revista, cuyo aniversario 65 celebraremos el próximo año.
En ese texto iluminador, y de total vigencia, Fidel decía, y cito:
«Los objetivos principales de Cuba Socialista son: difundir las experiencias de la Revolución Cubana. Plantear y discutir los problemas que en los distintos terrenos enfrenta la Revolución.
Examinar a la luz de la teoría científica del marxismo los diferentes aspectos de la lucha que libra la clase obrera (…) por alcanzar el socialismo.
Contribuir a la preparación ideológica y política —teórica y práctica— de los cuadros y militantes revolucionarios».
Esos mismos objetivos fundacionales nos animan a reencontrarnos para pensar juntos en soluciones a los complejos desafíos del presente y a proyectar un futuro que, necesariamente, tiene que ser más justo, más inclusivo, más esperanzador.
En momentos como los que hoy vivimos, encuentros como este no son solo necesarios; no creo exagerar si afirmo que, además, es urgente que nos encontremos para, desde la reflexión y el compromiso, promover las ideas más avanzadas de la izquierda, el pensamiento crítico y la acción política conjunta.
La agresiva política del gobierno de los Estados Unidos, su desenfrenada carrera belicista y la amenaza constante a la paz no pueden pasar inadvertidas para quienes aspiramos a construir un mundo mejor. Ninguna diferencia táctica en cuanto a enfoque o formas de actuar ante una u otra coyuntura debe constituir obstáculo para que nos movilicemos unidos ante tan enorme peligro.
Las oscuras ambiciones imperiales y sus ínfulas de gendarme universal se muestran de forma descarnada en sus planes intervencionistas contra Venezuela. Incapaces de comprender las profundas raíces bolivarianas que el pensamiento de Chávez sembró para siempre, han optado por una actitud belicista que representa un inminente y serio peligro para la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada por los jefes de Estado y de Gobierno en la II Cumbre de la Celac, celebrada en La Habana en el 2014.
Avergüenza, igualmente, la total y descarada complicidad criminal con el genocidio israelí en Palestina.
Ante tales planes hegemónicos, se impone para la humanidad la existencia de alternativas edificantes que fomenten la colaboración, la multipolaridad, el desarrollo y las relaciones mutuamente ventajosas.
El año 2025, marcado con gran solemnidad por el inicio de las celebraciones del centenario del natalicio de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, nos invita a renovar su legado, a incorporar sus enseñanzas y a fortalecer la obra revolucionaria que, bajo su dirección, construyó y que ha sido inspiración para quienes en el mundo creen posible una sociedad más justa y humana. Sin embargo, su invitación más profunda es esta: conocer mucho más su aporte a la izquierda universal. Esta es una de las motivaciones de este Encuentro, que sin duda es una importante forma de rendirle homenaje.
Las enseñanzas de Fidel —desde una comprensión cabal de las herramientas teóricas y prácticas del marxismo y su poderosa capacidad transformadora como teoría de los humildes—, de la clase obrera y de todos los que luchan contra la explotación, integrando el humanismo revolucionario y la ética de la liberación como pilares de su praxis, constituyen brújula para este Encuentro y sus participantes.
En este camino, no podemos ignorar los peligros que acechan a la humanidad y ponen en riesgo las conquistas democráticas y sociales alcanzadas con tanto esfuerzo. Un fenómeno particularmente alarmante es el resurgimiento del fascismo, que toma formas diversas y adaptadas a los tiempos actuales, pero que sostiene su esencia autoritaria, violenta y excluyente, llegando sus tentáculos hasta nuestra América, por eso son tan importantes iniciativas como la Internacional Antifascista, que contribuye a la necesaria articulación de las fuerzas de izquierdas y progresistas, para enfrentar este flagelo.
No menos peligroso es el colonialismo cultural, que pretende erosionar nuestras identidades, apropiarse de nuestra historia y distorsionar los valores que nos definen como pueblos libres y soberanos.
Frente a estas amenazas, es fundamental recuperar y reafirmar la vigencia del marxismo como herramienta imprescindible para comprender las raíces estructurales de la desigualdad, la explotación y la dominación.
Visto desde la perspectiva de sus creadores y continuadores, no fue concebido como un conjunto de dogmas, sino como una guía para la acción que es preciso adecuar dialécticamente a cada momento histórico.
El marxismo provee un marco teórico integrador, que nos permite analizar no solo la economía, sino también la cultura, la política y las relaciones sociales, proyectándonos hacia la transformación radical de la realidad.
Este encuentro teórico no es, pues, un simple evento académico. Es una oportunidad para fortalecer ese vínculo indisoluble entre teoría y práctica, para construir saberes colectivos, para buscar respuestas comunes desde la diversidad de nuestras experiencias y contextos. Es una invitación a la unidad de las fuerzas progresistas y revolucionarias, a la solidaridad internacional y a la cooperación genuina en la lucha contra las múltiples formas de opresión.
Vivimos en un mundo convulso, marcado por crisis multidimensionales, desde la emergencia climática hasta la agudización de las desigualdades sociales, pasando por la violencia y la injusticia sistémicas. Un mundo interconectado y cada vez más inmerso en el poder de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
No olvidemos que Fidel definió a la globalización cultural como el mayor desafío de la cultura mundial, «el más poderoso instrumento de dominación del imperialismo», dijo.
Ante ello, la izquierda tiene el compromiso indelegable de proponer proyectos transformadores que prioricen la dignidad humana, la justicia social y el respeto irrestricto a la soberanía de los pueblos, amenazada por una voracidad imperial cuyas aspiraciones de dominación ya no solo radican en el poder económico, sino también en el manejo eficaz de lo simbólico.
Es urgente elevar la producción teórica, salvarla del estancamiento, para que nuestras luchas no se queden sin estrategia, sin brújula que dé claridad sobre el verdadero enemigo y el horizonte revolucionario. No debemos permitir que se asuma aquello que nos debilita o nos fragmente, ni generar polémicas improductivas centradas en intereses particulares.
Es peligroso desconocer la necesidad urgente de construir cuerpos teóricos comunes que permitan discutir, hacer propuestas, y estudiar las estrategias del enemigo para evitar ser manipulados ideológicamente.
Sin ignorar la necesidad de adoptar decisiones tácticas frente a la realidad de cada país y momento, la izquierda debe estar alerta ante el pragmatismo que lleva a concesiones y rescatar una ideología de lucha común, ajustada al complejo escenario actual.
Resulta vital prestar especial atención a la juventud, pues como expresó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, compañero Miguel Díaz Canel Bermúdez, en la clausura del XXII Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros y cito:
«Compartimos un deber ineludible: la formación de las organizaciones políticas juveniles que, a su vez, deben dirigir el trabajo hacia colectivos amplios y plurales seriamente impactados hoy por la enajenación y la despolitización», fin de la cita.
Junto a la necesaria educación y movilización de las nuevas generaciones, debemos promover la participación activa de todas las mujeres y hombres comprometidos con un mundo mejor, sin discriminaciones ni exclusiones.
Compañeras y compañeros:
Confiamos en que este Encuentro será espacio fecundo para el diálogo crítico y el debate respetuoso, para la reflexión profunda y la acción conjunta. Que cada palabra, cada idea y cada propuesta expresada aquí contribuya a fortalecer la capacidad de nuestras organizaciones y movimientos sociales para enfrentar con éxito las tareas que nos corresponden en un momento decisivo para Cuba y para la humanidad.
Nuestro gran reto es que los reclamos de la izquierda y sus postulados no sean letra muerta, que respiren y se oxigenen en el pensamiento y el actuar de cada revolucionario.
Que seamos consecuentes con las doctrinas humanistas de Marx, Engels, y Lenin; inspirados en el legado antimperialista, anticolonial y ético de José Martí y Fidel Castro, seguidores de la claridad analítica de los mejores pensadores críticos de Nuestra América y de otras regiones.
Se impone esa unidad que implica superar debates estériles, recuperar la creatividad revolucionaria y construir liderazgos políticos comprometidos con la integración y liberación de los pueblos.
No en vano el líder de la Revolución cubana, compañero Raúl Castro Ruz, ha insistido de manera permanente en la unidad, lo que no solo resulta válido para Cuba, sino para todos los revolucionarios y sus causas en cualquier parte del mundo.
Convencidos de que saldremos de estos debates mucho más fortalecidos, declaramos inaugurado este Tercer Encuentro de Publicaciones Teóricas de Partidos de Izquierda y Movimientos Sociales. Que sirva para enaltecer la memoria histórica, para hacer más efectivas nuestras estrategias y para avizorar caminos nuevos de esperanza y emancipación.
¡Viva la unidad de nuestros pueblos!
¡Vivan por siempre las ideas de Fidel!
Muchas Gracias
COMENTAR
Responder comentario