Hay una fábula muy conocida por todos en China que dice así: Hace tiempo, había un niño que apacentaba ovejas en la montaña. Le parecía muy aburrido, así que para buscar algo de diversión, gritó hacia abajo de la montaña: «¡El lobo viene, el lobo viene!». Los aldeanos, al oír los gritos, se apresuraron a coger azadas y palos, y corrieron hacia la montaña, pero descubrieron que no había ningún lobo. El niño se reía a escondidas, sintiéndose muy satisfecho por haber burlado a los demás.
Unos días después, el niño repitió el mismo truco y gritó de nuevo: «¡El lobo viene!» Los aldeanos fueron engañados, una vez más, y se enfadaron mucho. Más tarde, un día, el lobo realmente llegó. El niño, asustado, gritó pidiendo ayuda: «¡El lobo viene, socorro!» Pero los aldeanos pensaron que todavía estaba mintiendo, y nadie le prestó atención. Al final, el lobo se comió todas las ovejas del niño. El niño se arrepintió mucho, pero ya era demasiado tarde para remediarlo.
El 1ro. de febrero de 2025, al inicio de su mandato en EE. UU., el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva anunciando la imposición de un arancel del 25 % a las mercancías importadas de México y Canadá. Sin embargo, el 3 de febrero, Trump anunció que la aplicación de los aranceles a ambos países se suspendería por 30 días y continuarían las negociaciones.
El 2 de abril, la administración Trump anunció la implementación de una política de «aranceles recíprocos» a nivel mundial, que impondría, entre otros países, un impuesto del 34 % a las mercancías importadas de la China continental. Además, se establecería un estándar mínimo de aranceles del 10 % para todos los productos que entren a Estados Unidos. Esta política entraría en vigor a partir del 5 de abril de 2025.
El 9 de abril, apenas cuatro días después de su entrada en vigor, Trump cambió nuevamente la política, anunciando que la fecha de implementación de los aranceles se pospondría 90 días, y que la tasa también se reduciría al 10 %. Por el contrario, Trump aumentaría «de inmediato» los aranceles a China al 125 %. Ya para la noche del 11, se anunció que el Gobierno federal había acordado eximir a ciertos productos electrónicos como teléfonos inteligentes, computadoras y chips de los aranceles.
Estados Unidos inició, unilateralmente, una guerra comercial, lo que ha llevado al aumento de los precios internos, a la corrida por los supermercados y a la fuerte volatilidad del mercado bursátil; la comunidad internacional ha mostrado una fuerte insatisfacción, generando preocupaciones sobre el suministro de la cadena de valor global y causando una intensa fluctuación en los mercados de capitales globales.
Como la mayor economía del mundo, el Gobierno de Estados Unidos no solo amenaza a otros países al azar con el gran palo de los «aranceles», perturbando el orden económico y comercial internacional; sino que su política carece de cualquier certeza, está llena de arbitrariedad e incluso, tiene un tono de burla.
¿Acaso un gobierno que anuncia políticas tan arbitrariamente y luego las retira o modifica con la misma facilidad merece la confianza de otros países? ¿Puede ganar respeto? Incluso, ¿merece que la comunidad internacional lo tome en serio?
Como el niño en la fábula «¡El lobo viene!», la práctica de Trump de faltar a su palabra con el pueblo estadounidense y del Gobierno de Estados Unidos de faltar a su palabra con el mundo, solo puede traer consecuencias negativas para sí mismos.
*Catedrática, BFSU, China















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