ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Para Mayli Higuera, la inspiración para trabajar la enfermería fue hacerlo al lado de los cubanos. Foto: Cortesía de la entrevistada

LA GUAIRA , Venezuela.–Nadie en La Guaira quiere recordarlo: lluvias torrenciales; inundaciones gigantescas; árboles, casas, carros, tierra, todos desplazados sin compasión. La naturaleza no tuvo misericordia con este pueblo. Su odio parecía haberse desatado en ese paradisiaco lugar de la geografía venezolana. Los guaireños intentan olvidarlo; mas los muertos que aún permanecen sepultados por el fango parecen persistir en sus memorias.

Ocurrió en diciembre de 1999, y todavía se desconoce la cifra de fallecidos que provocó la llamada Tragedia de Vargas. Quienes vivieron el desastre natural, que forma parte de los Récords Guinness como el mayor número de víctimas mortales por un alud de barro, solo encuentran sosiego en las imágenes de aquellos cubanos que vinieron a ayudar al pueblo.

Trajeron hasta este terruño vendajes, inyecciones, bálsamos como la mano en el hombro y la palabra sanadora, porque saben que la angustia repartida entre hermanos toca a menos. Bien lo sabe Mayli Higuera, quien, jovencísima se brindó como activista de la comunidad tras el suceso.  

«Ahí incursioné en la enfermería de manera empírica, pero siempre de la mano de los médicos cubanos».

Muy de cerca pudo apreciar la forma tan «suya» de los especialistas de la Isla en cuanto a la atención a los pacientes. Siempre cercanos al dolor del otro, vigilantes, prestos a ayudar sin más interés que el de salvar vidas.

Ese tiempo junto a los de la Mayor de las Antillas fue su «impulso» para estudiar enfermería y luego, «siendo una profesional», regresar al lado de los cubanos, pues ya había comenzado la Misión Barrio Adentro, y en los cdi del estado trabajaron codo a codo, nuevamente.  

«La población venezolana anhelaba una atención gratuita, sin discriminaciones ni preferencias. Y eso nos lo dieron los cubanos».

Luego de muchos años compartiendo la tarea de ofrecer un servicio eficiente, que garantice la mejoría en la calidad de vida de los habitantes de La Guaira, la doctora Hidalgo sufrió un accidente cerebrovascular (acv), que le provocó disminución de la movilidad motora, y casi mató sus deseos de luchar.

«Los médicos que me atendieron no me dieron certeza de que pudiera integrarme a la sociedad nuevamente». Sin embargo, en el cdi Dora Mercedes González, «gracias a la Misión Barrio Adentro, pude atenderme con fisiatras, rehabilitadores, médicos de comunidad, enfermeros cubanos», quienes le devolvieron la fe en sí misma.

«El tiempo estimado para mi recuperación era de cinco años, pero debido a esa atención constante, en menos de tres logré incorporarme a mis actividades laborales».

De cualquier modo que se mire, Cuba y sus internacionalistas son –en palabras de la propia galeno– «un escalón importante para la continuidad de mi vida, y de la de buena parte de la población venezolana. Más que una misión médica es una misión de amor, es la guía que me ayudó a seguir adelante».

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