Un aire fresco, de prometedoras acciones, llega desde Arabia Saudita. Esta vez las noticias no se refieren al descubrimiento de nuevos yacimientos de petróleo, en un país entre los mayores productores del planeta.
Tampoco la atención mundial por lo que ocurre en Riad, la capital saudita, está relacionada con las peregrinaciones de cada año, a la Meca, ese lugar sagrado para el islam, por considerarse que allí nació el profeta Mahoma, y al cual millones de fieles asisten a venerarlo.
El foco de atención en el país árabe, en estos días de febrero de 2025, ha sido por acoger la reunión de representantes de dos grandes potencias económicas y militares, relación exacerbada en los últimos años, por cuanto se ha pensado en la posibilidad del uso de armas nucleares en el conflicto ruso-ucraniano, animado y financiado por las administraciones estadounidenses.
El objetivo de acorralar a Rusia contó, además, con miles de sanciones contra la nación eslava, de Washington y de Europa. Puede decirse que es totalmente bochornoso y típico de Occidente, engordar un conflicto que pudo tener solución, e incluso no haberse producido, de no ser por el apetito del imperio yanqui y la otan de cercar militarmente a Rusia para, luego, pretender rendirla.
Una vez más, cientos de miles de muertos, heridos y mutilados, así como la destrucción por bombardeos de pueblos y ciudades, parecían no ser suficientes para buscar una paz sin condicionamientos y respetando las fronteras establecidas y la vida de millones de ciudadanos.
De todas formas, lo logrado en las conversaciones ruso-estadounidenses en Arabia Saudita –aunque plausible y necesario– no está exento de peligros. En este tablero político hay dos componentes dejados fuera de la mesa de negociación –Europa y Volodímir Zelenski– que se sienten ignorados: Europa, a decir del presidente estadounidense Donald Trump, por no tener nada que aportar, y Zelensky, por haber vencido su periodo como mandatario ucraniano y no haber celebrado elecciones para elegir uno nuevo.
Al valorar la reunión en Riad, el mandatario ruso Vladímir Putin afirmó que «el objetivo de esta fue aumentar la confianza entre Rusia y Estados Unidos». Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, la calificó de «muy útil», y explicó que Trump es «el primer líder occidental» y, «hasta ahora, el único» que admitió, «públicamente y en voz alta», que una de las causas fundamentales de la situación en torno a Ucrania «fue la descarada postura de la administración Biden de arrastrar a Ucrania a la otan».
Trump, además de anunciar la reunión con Putin que pretende desarrollar «probablemente antes de fines de febrero», ha reconocido la utilidad de las conversaciones, y aseguró que va «a lograr la paz».
Aún sin concluir el diálogo en Riad, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, convocó en París a una Cumbre de los líderes europeos para analizar la «no invitación de los países de la ue, a la reunión entre Rusia y Estados Unidos», a la que asistieron solo siete de los gobiernos europeos: Alemania, España, Italia, Países Bajos, Polonia, Dinamarca y Francia.
Mucho agradecerá la comunidad internacional que, en este mundo intoxicado por el lenguaje de las guerras y las sanciones económicas, haya un respiro y se consolide la paz.















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