ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de Prensa Latina

El emperador habló: mediante una orden ejecutiva directa desde el Despacho Oval, Donald Trump retiró a Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos. Para completar el decreto, Washington eliminó por completo la financiación a la Organización Mundial de la Salud, afectando gravemente a la cartera sanitaria.

Igualmente cortó la financiación a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).

Trump argumentó que estos organismos mostraban un sesgo antiestadounidense y antisemita.

El mundo se ha escandalizado ante dichas acciones; sin embargo, ninguna de ellas es aleatoria, imprevista o improvisada. Todas las órdenes ejecutivas de Trump forman parte de su estrategia gubernamental, la misma que implementó en 2017 y la misma que, hoy en 2025, mantiene.

     

«SI ERA UN PERRO NOS MORDÍA»

En 2020, en medio de una pandemia mundial por COVID-19, el presidente del «país de la libertad» mandó a sus fieles a vacunarse con lejía para alejar el coronavirus.

Los colapsados centros de salud se abarrotaron aún más de republicanos intoxicados por cloro, ni hablar de sus más fieles, que no solo despreciaron las vacunas, sino que también culparon al 5G o a un arma biológica china por la pandemia.

Es válido recordar al actual Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien se declaró completamente antivacunas y apoyó la teoría del autismo inducido por vacunaciones contra el COVID.

Si el panorama descrito parece terrorífico, aclaro que esto solo es en materia de salud; no hemos tocado los derechos humanos.

Si preguntamos a un conservador, magnate, como Trump, nos dirá que el presidente trató de guiar por el buen camino a «América», intentando devolverla a las raíces: Blanca, Heteropatriarcal, Cristiana y Capitalista.

Las fuerzas del orden se encargaron de apalizar a negros, latinos y toda aquella minoría inferior, un paisaje muy alejado al cumplimiento de los derechos humanos. Viendo el antecedente, ¿de verdad esperábamos algo nuevo?

            

 MISMO MENSAJE, DIFERENTES SITUACIONES

Este año, Trump ha tenido un apoyo mayoritario de los republicanos a lo largo de los 50 estados, políticos fieles que sin chistar, obedecen. Estos leales tuvieron un precedente, los Proud Boys republicanos que asaltaron el capitolio en 2021.

Un ejército de hombres blancos, heterosexuales y puramente norteamericanos listos para defender a Estados Unidos de los invasores negros, gays y demócratas. Sin embargo, en 2021, los vándalos trumpistas no eran mayoría; todo lo contrario, los medios los catalogaron como inadaptados sociales, con serios comportamientos violentos y antisociales.

Aquellos «patriotas» vestidos de vikingos enarbolando la bandera eran solo el germen, una demostración de lo que veríamos este año.

En un contexto donde la extrema derecha se camufla con capitalismo libertario y patriotismo, los trumpistas cambiaron el outfit. Dejaron los atuendos vikingos y ahora usan trajes de Armani y manejan un Tesla.

Este prototipo de nuevos soldados se vió en su toma de posesión. Mark Zuckerberg, dueño de Meta, encabezó la lista seguido de Jeff Bezos y la estrella, Elon Musk. Cabe destacar que todos estos magnates invirtieron en la campaña de Trump. Misteriosamente, sus ganancias en la bolsa y la cotización de sus empresas aumentaron significativamente.

Musk, no solo adquirió una influencia significativa en la política estadounidense, las acciones de Tesla aumentaron un 15% en los primeros dos meses de 2025, tras la toma de posesión de Trump, debido a las reducciones de los incentivos fiscales.

Además de Musk y el antes mencionado Robert F. Kennedy Jr., acompañan al mandatario nada más y nada menos que Pete Hegseth como Secretario de Defensa, presentador de Fox News, involucrado en un escándalo por abuso sexual, y como Fiscal General, Matt Gaetz, congresista acusado de tráfico de blancas.

Con el apoyo de los magnates que dominan el marcado, sus políticos serviles y con la mayoría republicana en el Congreso, Trump es un gigante, ciego, iracundo e imparable.

La muestra de ello fueron los opulentos videos donde firmaba derogaciones, nombramientos, destituía ministros, deportaba gente y amenazaba con aranceles al que se atreviera a confrontarlo.

Sacar a Estados Unidos de la OMS y del Consejo de los Derechos Humanos no es algo sin sentido; es un mensaje que muestra una superioridad sobre estas organizaciones «regentes internacionales».

Sin Estados Unidos, los organismos internacionales se quedan cojos y Trump lo sabe. Por ello declara la superioridad del «Imperio Estadounidense» sobre todas estas organizaciones, tal y como dijo acerca de Canadá y México: «nosotros no los necesitamos a ellos, ellos nos necesitan a nosotros».

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