¿Es seguro enviar a los niños a la escuela? La pregunta intranquiliza a las familias de indocumentados en Estados Unidos, temerosas de salir a las calles, mientras el presidente Donald Trump alardea de «la mayor deportación de la historia».
Los maestros primarios intentan calmar a los padres inmigrantes diciéndoles que las escuelas son sitios seguros para sus hijos, a pesar de la insistencia del mandatario de llevar a cabo las redadas en horarios nocturnos. No tienen sosiego ante las amenazas.
El magnate ordenó a las agencias federales de inmigración incluir en la cacería escuelas, iglesias y hospitales, publicó el diario Los Ángeles Times. La decisión pone fin a una política vigente durante décadas.
Trump autorizó al secretario en funciones del Departamento de Seguridad Nacional, Benjamine Huffman, a emitir un decreto dirigido al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) y al Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP), que tenían restringido, desde 2011, aplicar leyes migratorias en zonas denominadas «sensibles», o en sus inmediaciones.
La normativa derogada limitaba los escenarios en los que pueden actuar los agentes de ICE y CBP, solo autorizados por un supervisor para realizar operativos frente a acciones de terrorismo, contra la seguridad nacional o cuando existiera riesgo de violencia o muerte. Estas reglas han permitido a los inmigrantes, durante más de una década, sentirse sin riesgo para estudiar, cuando van a chequeos médicos o a vacunarse, y asistir a las iglesias.
Según datos del Colegio de la Frontera Norte (Colef), en EE.UU. viven alrededor de 13,5 millones de personas sin documentos, muchas de ellas en California, Texas, Illinois y Chicago, esta última es el santuario más grande del país, que la coloca como un «objetivo prioritario» en las redadas del ice, para lo cual requerirá entre 100 y 200 agentes.
Las acciones iniciadas se extienden por distintas ciudades, a pesar de que el ice enfrenta un déficit presupuestario de 230 millones de dólares, según NBC News. Los operativos están centrados en áreas de trabajo y barrios con alta densidad de población inmigrante, espetó Tom Homan, conocido como el «Zar de la Frontera», quien apunta a ser el encargado de la cuestión migratoria, refirió CNN.
Nada le importa a Trump, ni los niños separados de sus padres ni el cuidado de la salud de hombres y mujeres que, con su trabajo y mano de obra barata, han contribuido al crecimiento de EE.UU., y quienes quedarán a la deriva, privados de enviarles remesas a los familiares en sus países de origen. Desde la Oficina Oval, le bastó un plumazo al mandatario para mostrar lo que será su legado de «unir y pacificar».


 
                        
                        
                        
                    












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