CARACAS, Venezuela.–Unos 261 000 barriles diarios de petróleo llegaron, hasta el mes de noviembre, a Estados Unidos, a través de Chevron Corporation. Esa cifra –imposible de pasar por alto– ubicó a la nación sudamericana, durante dos meses consecutivos, en el tercer puesto de proveedores de crudo a ee. uu., solo superada por Canadá y México, como lo dio a conocer la Administración de Información de Energía estadounidense.
La industria petrolera venezolana lleva un promedio, en el mes de enero, de 1 057 000 barriles diarios logrados «con pulmón y esfuerzo propio», de acuerdo con declaraciones del presidente Nicolás Maduro. A ello se suma que, en el pasado octubre, las exportaciones del mineral alcanzaron su máximo histórico en cuatro años, con 950 000 barriles diarios.
La Venezuela de 2025 dista mucho de aquella que intentó aplastar Donald Trump en su anterior mandato. Ante ese escenario, surge una interrogante: ¿La nueva administración consolidará viejas tendencias de acosos o marcará nuevos caminos en las relaciones de ambos países?
Aunque Richard Grenell, enviado presidencial de la Casa Blanca para misiones especiales, publicó en x que había entrado en contacto con autoridades venezolanas, Trump aclaró todas las dudas.
«Probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela, no necesitamos su petróleo», dijo. Y manifestó que «podría haber otro embargo», lo cual «cambiaría un poco a Venezuela». A la par, no dejó de remarcar que sigue al país «con mucho interés».
A pesar de no ser declaraciones concretas acerca de las licencias petroleras ni de las inversiones de Chevron en la tierra bolivariana, es una puerta abierta al recrudecimiento del bloqueo.
Reza la sabiduría popular que segundas partes no suelen ser buenas. ¿Qué podemos esperar entonces de la nueva temporada de Trump frente al Despacho Oval? Sus primeras declaraciones y medidas fueron el tráiler.
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