ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Ilustración tomada de La Jornada

Estamos «viviendo» en pleno siglo XXI y, para Donald Trump, el ya casi nuevo presidente de Estados Unidos, la vida y la integración del mundo debe retroceder, e intenta reciclar las fórmulas colonialistas de antaño, con la añadidura de que esta vez es el dinero el factor principal a la hora de querer apropiarse de territorios ajenos y reformular hasta la propia geografía, como si se tratara de un juego de póker o de la bolsa de valores.

Es casi imposible que el raciocinio de un ser humano alcance para «digerir», que se haya llegado a 2025 con guerras, genocidio, sanciones, y amenazas, todas con participación y dirección de los gobiernos estadounidenses, y que, lejos de emplear todos los recursos en detener la carnicería humana que se escenifica en territorio palestino, salgan a la palestra pública nuevas amenazas, esta vez territoriales que, de seguro, se convertirían en escenarios bélicos o, al menos, de desestabilización.

El planteamiento de Trump es una pretensión provocadora de volver a apoderarse del Canal de Panamá, la vía interoceánica que el país istmeño recuperó cuando los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter firmaron el 1ro. de octubre de 1979, los Tratados que establecieron que el país centroamericano tomara el control completo el 31 de diciembre de 1999.

Se trata de una vía acuática por la cual transita el 6 % del comercio mundial, y casi el 60 % de los contenedores transportados desde Asia a la costa este de EE. UU.

Aun cuando el presidente panameño, José Raúl Mulino, rechazó las amenazas de Trump y aseguró que «la soberanía e independencia del país no son negociables», el magnate republicano reiteró que «el plan de recuperar el Canal de Panamá está actualmente bajo consideración», y no descartó el posible uso de la fuerza militar para lograrlo, de acuerdo con reportes de Sputnik.

En nuestra propia región, la política de Trump lo ha llevado a exponer otro de sus desatinos hegemónicos: «Voy a anunciar en los próximos días que vamos a cambiar el nombre del golfo de México por el de golfo de América». «¡Qué nombre tan bonito! Es apropiado», dijo Trump en conferencia de prensa.

Todas estas ideas van acompañadas de amenazas económicas y financieras, como la de «imponer aranceles más severos, si el país azteca no acepta». 

Trump sugirió también que Canadá podría convertirse en el 51 estado de EE. UU. «Si eliminamos la línea trazada artificialmente, y analizamos cómo se ve, también mejoraremos mucho la seguridad nacional. No lo olvidemos: básicamente, protegemos a Canadá», aseguró el magnate.

Al respecto, quien fue hasta hace dos días primer ministro canadiense, Justin Trudeau, exclamó que «no existe la más mínima posibilidad de que Canadá pase a formar parte de Estados Unidos».

Otra obsesión que ya Trump había planteado en su primer mandato, es la de «comprar» Groenlandia, o lo que es igual, la adhesión de ese territorio. De manera desafiante, como es su costumbre, dijo que «la gente ni siquiera sabe si Dinamarca tiene algún derecho sobre ese territorio, pero si lo conocen, deberían renunciar a ella, porque la necesitamos para la seguridad nacional, es decir, para el mundo libre».

Concluyamos con la siguiente apreciación: este es el comienzo de un nuevo año, 2025. Es el preludio de una administración republicana en Estados Unidos, bajo la conducción de Donald Trump, el hombre que, aún sin llegar a la Casa Blanca, planea emprender un nuevo «reparto del mundo», algo muy parecido a una nueva colonización, esta vez no realizada por metrópolis europeas, sino bajo la total conducción estadounidense.

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Gerardo Ortiz Pérez dijo:

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9 de enero de 2025

08:47:13


Ciertamente es difícil «digerir» esto , las ansias colonialistas, expansionistas, de EEUU siempre han sido parte inseparables de su política exterior; pero, este señor en buen cubano "se pasa". El presidente panameño y el primer ministro canadiense rechazaron categoricamente sus amenazas; el primer Ministro de Groenlandia y la Presidenta de México le respondieron muy bien y con inteligente humor, uno le pidió Alaska y el Estado de Oregón, y Claudia no se quedó atrás no sólo aclarando lo relativo al nombre del Golfo sino proponiendo el antiguo nombre de América Mexicana para el territorio que ocupan todos los Estados que EE.UU le robó a México, expresando que eso también suena bonito. Aún así, el magnate republicano insiste en sus diabólicas ideas, esperemos que aparezca algún medicamento para aclarar esa mente enfermiza.