ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
«Los cubanos vinimos a hacer bien», afirma el doctor Pérez Martín. Foto: Cortesía del entrevistado

CARACAS, Venezuela.–¿Cuánto pagaría usted por unos años más de vida? ¿Qué sacrificios está dispuesta a hacer una persona por su salud? ¿Ilegalidad, clandestinidad, su propio cuerpo? Ante la dicotomía de la vida o la muerte no se suele dudar mucho. 

En su aún joven rostro de 47 años se le notaba la preocupación. Con la mirada perdida y los pensamientos rodando bien lejos o sacando cuentas llegó al cdi La Mantuana, por insistencia de unos amigos. Aunque reacia a ser atendida por los médicos cubanos, el desasosiego de cómo pagar su deuda y las consecuencias de una intervención quirúrgica la hicieron deshacerse de los prejuicios.   

«Era una paciente de bajos recursos, que no tenía la plata para costearse su operación privada. Ella nos hizo el comentario, pero nunca permitió que la atendiesen los médicos de la Isla», recuerda el joven residente en Imagenología y Radiología, Leodán Pérez Martín.

«La paciente venezolana sufrió mucho esa situación, y yo con ella. Llevó a cabo varias actividades, como vender arepas, pedir dinero prestado, hacer todo lo imaginable para reunir la plata necesaria».

Había sido diagnosticada, en un centro de Salud privado, con litiasis biliar, patología conocida como cálculo en la vesícula. Los especialistas de la Mayor de las Antillas intentaron «indagar cómo se llegó a esa prescripción, incluso avalada en un examen radiológico que la envió a un médico cirujano en específico».

No fue hasta el día antes de la operación que la señora, inquieta ante la inminencia de su entrada al salón, permitió que en el cdi se le hiciera una reconsulta. La sorpresa, más aun, el alivio que sintió, fue enorme. El resultado de los nuevos exámenes nada tenía que ver con el de la clínica privada. «La paciente se ahorró no solo el dinero, sino sobre todo, las complicaciones de una operación innecesaria».

Como esa historia con un final feliz, muchas son las que guarda en su memoria el joven doctor de 29 años, que en solo seis meses de misión internacionalista, reconoce que uno de los mayores retos de esta tarea que ahora desempeña es, sin duda, «manejar con presteza la salud privada y la pública». Siempre en beneficio del pueblo, porque «los cubanos vinimos a hacer bien».

Muchos son los que se aferran al precepto de que «mientras más voy a pagar, más efectivo será el diagnóstico». Lo cual beneficia a aquellos que «ven a los pacientes como clientes», insiste Pérez Martín, quien ha tenido la satisfacción de levantar a pacientes de la cama, sin haber pagado estos un solo centavo.

No es magia, es voluntad, conocimiento, humanismo. Bien lo sabe el galeno pinareño que cree que nunca va a sobrar el estudio para un médico. Mucho menos la mano presta a ayudar sin pedir a cambio más que el alivio.

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Renato Peña dijo:

1

3 de diciembre de 2024

11:12:53


Tan claro como tener formación profesional humana y ello, le damos gracias a nuestros hermanos de aquella Isla valerosa.