El presidente argentino, Javier Milei, tuvo en los últimos días una nutrida agenda internacional, aunque sin logros concretos y con varias actuaciones desafortunadas.
Cumbre cop 29, Cumbre Iberoamericana, Grupo de los Veinte (g20), y algunas reuniones bilaterales marcaron una agenda intensa, justo después del despido de la excanciller Diana Mondino, por haber votado en la Asamblea General de la onu contra el bloqueo a Cuba.
Milei buscó entonces dar una imagen de líder internacional, con algunas reuniones con otros gobernantes. Viajó a la Florida para poder sacarse una foto con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Fue en la Conferencia de Acción Política Conservadora, un foro de la extrema derecha estadounidense y mundial, en la cual Milei ya había estado en febrero pasado. De hecho, este fue su decimoquinto viaje al exterior, en diez meses, y séptimo a Estados Unidos.
Consiguió la foto de ocasión con su referente, pero sufrió una humillación cuando en pleno discurso le cortaron el micrófono y lo echaron del escenario, ante la presencia del escaso público que lo estaba escuchando.
El Presidente argentino volvió a Buenos Aires para recibir la visita de su par francés, Emanuel Macron, antes de la cumbre del g20, en Río de Janeiro.
En cambio, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, hizo al revés, y visitó la Argentina después de la cita en Brasil, pero en esencia, ni la visita de Macron ni la de Meloni trajeron algo concreto, o tal vez algún anuncio de inversión. Nada.
Algo parecido sucedió en las reuniones que Milei mantuvo en medio de la cumbre del g20, tanto con el primer ministro de la India, Narendra Modi, como con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, quien le propinó muchas sonrisas, pero siguió sin desbloquear dinero fresco, que es lo que necesita la maltrecha economía de Milei, producto de su ajuste indiscriminado, mezclado con inflación y recesión.
La única reunión con algún objetivo concreto del Presidente argentino fue la que mantuvo el martes por la mañana, en Río de Janeiro, con Xi Jinping, para intentar renovar el swap de China para la Argentina hasta 2026, y destrabar la construcción de un par de represas hidroeléctricas en la Patagonia.
Aunque tampoco aquí hubo anuncios concretos, más allá del cambio de actitud que tuvo que asumir el libertario, que en muchas oportunidades había dicho que con comunistas no tendría ningún tipo de trato, menos comercial o negociaciones.
UN SHOW PERMANENTE
En cuanto a la postura de la Argentina en estas recientes cumbres internacionales, fue elocuente el esfuerzo por destruir cualquier atisbo de construcción supranacional y minar el mundo multipolar que se está reconfigurando, y al mismo tiempo de representar un espectáculo sobreactuado.
En la cop29, en Azerbaiyán, sobre el cambio climático, la Argentina llegó al extremo de retirar su delegación, lo cual muestra no solo la necesidad de Milei de sobreactuar cada decisión, sino también ciertas desinteligencias internas en el Gobierno argentino. Porque una cosa hubiera sido directamente no concurrir, pero mucho peor es concurrir y luego retirarse. Parte del show.
Lo mismo podemos decir de la reciente cumbre del g20 en Río de Janeiro. Primero, Milei amagó con no ir, luego fue. Dijo que no firmaría el documento final, en desacuerdo con los puntos principales: límites a las multinacionales de redes sociales, desarrollo sostenible, igualdad de género y, principalmente, la Alianza contra el Hambre que lanzó el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.
Luego, Milei dio marcha atrás y terminó firmando el documento, pero no sin antes hacer su puesta en escena. Dijo que firmaba en disidencia y que, según su lógica, el fin de la pobreza y el hambre vendrán de la mano de la desregulación total de los mercados y la anulación del rol del Estado.
Y en cuanto a la Cumbre Iberoamericana que se desarrolló en Cuenca, Ecuador, hay que decir que fue quizá una de las más degradadas desde su irrupción a principios de la década de 1990.
Esta vez no hubo presidentes ni primeros ministros, y ni siquiera se pudo llegar a un acuerdo para la firma de un documento final. Otra vez culpa del gobierno libertario de Milei.
La delegación argentina se opuso a respaldar un documento que incluyera algún apoyo o alusión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) de la onu, lo que se conoce como Agenda 2030; a políticas públicas en materia de equidad de género y a la lucha contra el cambio climático.
Pero el punto más álgido fue la condena generalizada al bloqueo estadounidense contra Cuba. Rectificando la posición argentina en la onu (lo que generó la eyección de la excanciller Diana Mondino), Milei ordenó ponerse en contra de todos los países y al lado de Washington con relación al bloqueo criminal que lleva más de 60 años.
Así han sido los últimos días en la agenda internacional del Presidente argentino, una nueva «cruzada mundial» que intenta acaparar la escena con mentalidad propia de mediados del siglo xx y un macartismo actualizado que lo lleva a ver comunistas por todos lados.
*Colaborador argentino
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