En Argentina hemos visto, en la última campaña electoral, una motosierra como estandarte, que significa talar al Estado de todo aquello que al presidente Javier Milei le resulte contraproducente, apoyado por sus más cercanos colaboradores.
También vimos al electo mandatario que, en su primera visita al exterior, recién llegado a la Casa Rosada, emprendió viaje a Israel, a ofrecer todo tipo de reconocimiento al gobierno sionista de Benjamín Netanyahu.
A la vez, se comprometía a trasladar la Embajada argentina hacia Jerusalén, un hecho más que antidiplomático, violatorio de los acuerdos internacionales al respecto, y una vejación para la comunidad palestina masacrada por las fuerzas militares del Gobierno de la nación hebrea.
Los ejemplos pueden contarse por decenas, y el último de ellos se escenificó el pasado miércoles, cuando Milei ofreció «un asado» en la residencia oficial de la Quinta de los Olivos, para los 87 diputados que le acompañaron en su veto a una ley que pretendía aumentar la pensión a los jubilados.
Antes, el mandatario había vetado la llamada «Ley de Movilidad», que establecía 8,1 puntos de aumento a las jubilaciones, y que «el haber mínimo no esté por debajo de la canasta básica alimentaria individual», de acuerdo con reportes de rt.
En la Cámara Baja se emitieron 153 votos afirmativos, 87 negativos y ocho abstenciones –nueve diputados estuvieron ausentes–, por lo que no consiguió los dos tercios necesarios para insistir con el proyecto de ley, y, de esta manera, quedó firme la decisión presidencial de anular la propuesta.
Una vez terminada la votación en la Cámara de Diputados, la Gendarmería, la Policía Federal y la Prefectura naval argentinas arremetieron contra los jubilados y otros manifestantes que protestaban frente al recinto. Es la tercera semana consecutiva de represión en las afueras del Congreso.
Tales hechos no opacaron los preparativos del mandatario argentino para organizar la visita y el asado para el jubileo con los diputados, a los que Milei catalogó de «héroes», pues lo acompañaron en el veto a la reforma jubilatoria.
Mientras esto ocurría en Buenos Aires, en la provincia argentina de Jujuy la Policía reprimió a un grupo de trabajadores de la construcción que protestaba por los despidos a que eran sometidos.
De acuerdo con despachos de prensa, los uniformados recurrieron a balas de goma y golpes para disolver una manifestación en la ruta 34, en la localidad de Ledesma.
Sin embargo, el deleite del asado en Los Olivos no sufrió variación alguna, porque represiones como las citadas se están haciendo comunes en la nación sudamericana, lamentablemente.
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