CARACAS, Venezuela.–¡Empezó «la fiesta» y no nos invitaron! Así debe haber dicho la extrema derecha cuando, la pasada semana, el Gobierno Bolivariano reanudó conversaciones con Washington.
Sobre la reunión, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y jefe de la delegación venezolana para este diálogo, anunció, en la red social x, «culminamos la reunión virtual con la delegación del Gobierno de ee. uu. donde manifestamos nuestro rechazo a las tergiversaciones que sobre este diálogo y de manera reiterada han publicado voceros del Gobierno norteamericano.
«Advertimos que siempre responderemos con la verdad. Insistimos en que el diálogo debe limitarse a lo acordado en Qatar, y que para seguir recuperando la confianza mutua y las relaciones entre los Gobiernos, se deben respetar los principios de autodeterminación, soberanía y reciprocidad».
Recordemos que en Qatar e Italia se reunieron ambas administraciones, y convinieron, principalmente, el levantamiento de sanciones a Venezuela, si la administración de Nicolás Maduro accedía a garantizar la democracia en las elecciones presidenciales.
Precisamente, en Barbados se firmó un acuerdo en ese sentido. Como resultado, de los diez candidatos de cara al 28 de julio próximo, nueve son de la oposición. Además, excepto dos aspirantes a la presidencia –cabe resaltar que de la extrema derecha–, el resto resolvió recientemente respetar los resultados, una vez que el pueblo fuese a las urnas.
Entre tanto, continúan vigentes las más de 900 medidas coercitivas unilaterales contra la nación sudamericana. No obstante, fue el Gobierno estadounidense quien durante dos meses solicitó la reunión.
Tratar con la extrema derecha es ¿negociar? a través de la violencia. Lo sabe la Casa Blanca, a quien le han pedido invasión a Venezuela; mientras que el diálogo con el chavismo es –como dijo Maduro cuando anunció el reinicio de las conversaciones– un intercambio «con respeto, sin manipulaciones (…) diálogos públicos, sin especulaciones. No nos vamos a estar viendo a escondidas».
Prueba de ello son los resultados de este primer acercamiento: «La voluntad de ambos gobiernos de trabajar de forma conjunta para ganar confianza y mejorar las relaciones», en primer lugar. Y, también, «mantener las comunicaciones de manera respetuosa y constructiva».
Quizá por esas razones Joe Biden dijo sí al if you want, de Nicolás Maduro, y no invitó a la extrema derecha.















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