De regreso a EE. UU., tras participar en Cuba en las actividades por el Primero de Mayo, Día Internacional de los trabajadores, varios representantes de movimientos de solidaridad con la Isla fueron intimidados por parte de las autoridades estadounidenses.
El profesor y coordinador del grupo Manos Fuera de Cuba en Los Ángeles, Mark L. Friedman, relató a través de WhatsApp que, en el aeropuerto de Miami, durante tres horas y media fue detenido por los oficiales de Migración, quienes le interrogaron por el solo hecho de regresar de la Mayor de las Antillas.
Además, revisaron su equipaje y le decomisaron un teléfono celular, del cual chequearon toda la información, contaron su dinero e inquirieron sobre si llevaba libros de Fidel Castro, el Che o algún otro líder
latinoamericano.
Brenda López, activista de esa organización en Cleveland, ciudad del estado de Ohio, fue igualmente interrogada, incisivamente, por más de media hora.
Estos actos, que obstaculizan su derecho a viajar a cualquier país, forman parte de la estrategia de la Casa Blanca para criminalizar a quienes luchan contra las políticas genocidas de ese país hacia la Mayor de las Antillas.
Los nombres tanto de Mark L. Friedman como de Brenda López habían sido publicados en la prensa cubana, que acompañó, comunicativamente, la participación de los más de mil compañeros de movimientos y organizaciones solidarias que estuvieron en el desfile trabajador, y realizaron donativos para los hospitales y otras instituciones, como una forma de desafiar el criminal bloqueo contra Cuba.
También participaron en dos eventos de inspiración para las fuerzas de izquierda del continente americano: el Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y contra el imperialismo; y el viii Seminario Internacional de Paz y por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras.
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