Caimanera, Guantánamo.–Muy claro lo ha de haber escuchado el usurpador estadounidense: Cuba y amigos de muchas partes vuelven a exigirles el fin de la ocupación ilegal del territorio donde mantiene la base militar más antigua del mundo.
Procedentes de 26 naciones de América Latina, Europa, África y Norteamérica, junto a los anfitriones cubanos, cerca de 90 pacifistas, académicos, líderes de movimientos de solidaridad y amigos de Cuba enrolados en el viii Seminario de Paz y por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, otra vez alzaron, sus voces en respaldo de Cuba.
Hecha pública desde la Caimanera antimperialista, y con su pueblo, la declaración final de la cita acentuó el reclamo de que a Cuba le sea devuelta la porción de patria arrebatada de manera engañosa, y mantenida a la fuerza desde hace ya casi 121 años.
Abolir la totalidad de las Bases Militares Extranjeras, que mutilan la soberanía de unas 90 naciones en todo el mundo; multiplicar y articular iniciativas dirigidas a ponerle coto al expansionismo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mantener firme la solidaridad con Cuba, en su lucha contra el bloqueo y el acoso estadounidense, son líneas de mensaje advertidas en el espíritu del documento, adoptado al cabo de dos jornadas de intercambio y debate.
El respaldo a las causas de naciones como Nicaragua, Irán, Venezuela y Siria, entre otras enfrentadas al acoso de potencias imperialistas, junto a la exigencia de ponerle fin al genocidio en marcha contra Palestina, y de salvar la paz –amenazada por el creciente peligro de otra guerra mundial–, también fueron ideas acordadas en la cita, en torno a cuya agenda, Iraklis Tsavdaridis, secretario ejecutivo del Consejo Mundial por la Paz, respondió preguntas de Granma.
«Venimos a reafirmar nuestra solidaridad y apoyo incondicional a la Revolución y al pueblo cubanos, que enfrentan el bloqueo, amenazas y medidas coercitivas ilegales y unilaterales por parte de EE. UU.; potencia que mantiene, de manera ilegal y por más de 120 años, la Base Naval en Guantánamo, y la usa como campo de concentración.
«Estamos ante un caso distinto a como es en muchos otros países en situación similar; aquí la posición del pueblo y la del gobierno coinciden en la misma lucha porque les devuelvan su territorio.
«Para el Consejo Mundial por la Paz es un orgullo estar de nuevo con nuestros amigos y hermanos, que siguen la tradición de lucha por la justicia social, siempre al lado de los pobres y de los oprimidos».
–¿En qué medida la postura de gobiernos como el de la Argentina de Milei, deseoso de adherirse a la OTAN, amenaza la condición de América Latina como zona de paz, proclamada hace diez años en La Habana, en la cumbre de la Celac?
–La proclamación de América Latina como zona de paz expresa la voluntad de los pueblos de la región de no convertirse en área de conflictos bélicos ni de amenazas por parte de ee. uu.
«El principal escollo en el mantenimiento de ese objetivo viene, precisamente, de los gobiernos estadounidenses y sus aliados.
«Nos preocupa que, como antes Colombia, ahora Argentina se acerque a la OTAN belicista, la mayor y más poderosa maquinaria de guerra del imperialismo.
El Consejo Mundial por la Paz declara su condena a los crímenes cometidos por esa alianza a lo largo de su historia; han sido 75 años de guerras, sangre, terrorismo y golpes de estado».
–¿Es una conducta que se repite en la actual coyuntura internacional?
–Así es. Por ejemplo, sin el apoyo de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, el genocidio contra el pueblo palestino a manos del régimen de Israel y su ejército no fuera posible.
«Israel ha convertido a la Franja de Gaza en un cementerio, fundamentalmente de mujeres y niños; la OTAN es culpable de eso, porque a ella pertenecen también esos gobiernos, ninguno de los cuales se ha pronunciado contra la masacre y el genocidio contra Palestina.
«Para que crímenes como esos no continúen, luchamos por disolver a escala mundial esa maquinaria de guerra».
–Ese crimen ha generado, entre universitarios estadounidenses, lo que parece un sólido movimiento de solidaridad. ¿cuánto podrían aportarles esos jóvenes a la paz y a la causa de Palestina?
–Según compañeros y amigos nuestros en EE. UU., ese movimiento se extiende a más de 200 universidades de todo el país. Exigen que finalice el genocidio contra el pueblo palestino, y condenan al gobierno estadounidense por su apoyo a ese crimen israelí.
«Alienta volver a ver reacciones así frente a un crimen, después de casi medio siglo de terminada la guerra en Vietnam. Hay más de 2 000 jóvenes detenidos, pero ellos inculcan mucho coraje; demuestran que no importa si el enemigo es o parece muy poderoso; las masas, incluidos los jóvenes, pueden frenarlo.
«Saludamos la lucha de los estudiantes de Estados Unidos, la cual contrasta con el doble rasero de su gobierno.
«Esa doble moral también se manifiesta con el envío de armas sofisticadas y millones de dólares a Ucrania, por parte de EE. UU., y con la presión sobre sus aliados para que hagan lo mismo; al tiempo que, como ha expresado Emmanuel Macron, presidente de Francia, no excluyen la idea de enviar tropas a Ucrania.
«También nos preocupa que Rusia tampoco excluya la posibilidad del empleo de armas nucleares, aunque comprendemos que está rodeada por una OTAN expandida, ahora con la filiación de Suecia y Finlandia. La alianza atlántica no quiere terminar esa guerra, de la que salen beneficios para Estados Unidos».
–¿Qué tipos de beneficios?
–Económicos. Poco a poco el gas estadounidense está sustituyendo en Europa el que antes llegaba de Rusia. También hay ventajas geoestratégicas; en los dos últimos años ha crecido el papel hegemónico de EE. UU., dentro de la OTAN. El Consejo Mundial por la Paz apoya una solución negociada entre las partes de un conflicto, que es en realidad una guerra entre la OTAN y Rusia en territorio ucraniano.
«Hemos condenado las agresiones del gobierno ucraniano contra la población rusohablante en el Donbás, el golpe de estado de 2014 en Kiev, y la expansión de la OTAN contra los intereses de los pueblos. Como principio, no estamos de acuerdo con que se realicen cambios unilaterales de las fronteras internacionales; eso abre una caja de pandora. La situación que puede derivarse de ese conflicto es muy peligrosa».
–Algunos temen que las agujas del reloj del Juicio Final se estén aproximando a la medianoche; ¿será una apreciación tremendista?
–Hay un peligro mayor; ese temor parte de una realidad. A la par del conflicto en Ucrania, está la ofensiva exterminadora contra los palestinos, el agravamiento de las tensiones entre Israel e Irán, la tirantez en la península de Corea, y la posición de EE. UU. en el diferendo chino-taiwanés. China lo ha reiterado: no admitirá que sobrepasen la línea roja.
«Realmente, la humanidad enfrenta riesgos muy graves, pero la gran mayoría del planeta es amante de la vida y la coexistencia pacífica.
«Desde el Consejo Mundial por la Paz y las organizaciones que lo integran seguiremos trabajando en la articulación de esas fuerzas contra la guerra. Los pueblos hacen la historia; impedirán el Apocalipsis.
Reiteramos nuestra línea de lucha contra el imperialismo. Hemos fortalecido ese espíritu al visitar esta isla en Revolución, y al compartir con su pueblo valiente nuestra solidaridad, y el grito de ¡abajo el imperialismo!».
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