ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Corría el segundo año de la Revolución triunfante y, en la medida en que la joven dirección política del país cumplía el programa del Moncada, aumentaba la agresividad del Gobierno de Estados Unidos.

En correspondencia con la beligerancia mostrada por los vecinos del Norte, los hombres y mujeres del pueblo, encabezados por su Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con bravía actitud resistían las presiones de Washington, lo que constituía una ofensa imperdonable para la soberbia imperial.

Entonces, el 13 de marzo de 1960, Fidel, en un acto celebrado en la escalinata de la Universidad de La Habana, informó a la población de las dificultades por venir y del deterioro de las relaciones bilaterales.

«Se trata de una amenaza de tipo económico, es decir, la amenaza de matar de hambre a nuestro pueblo si nosotros nos mantenemos firmes en nuestra postura revolucionaria», adelantó.

Como parte de la ejecutoria política seguida por aquellos días, contra la Isla rebelde, por la administración de Eisenhower, Lester D. Mallory, en ese momento subsecretario de Estado asistente para los Asuntos Interamericanos, escribió, el 6 de abril de 1960, un memorando que pasaría a la historia con su nombre.

En ese documento, el oscuro funcionario yanqui afirmaba, sin recato, que el único medio previsible para enajenar el apoyo interno en Cuba a la Revolución era a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción provocada por las dificultades económicas.

«Todos los medios posibles e imaginables deben utilizarse rápidamente para debilitar la vida económica en Cuba (…) con el fin de sembrar el hambre, la de­sesperación y conseguir el derrocamiento del Gobierno», se lee en aquel texto.

Sin lugar a duda, el infame documento se ajustaba como guante de seda a la estrategia yanqui, y se convirtió de inmediato en su alma y norte.

Han pasado 64 años, y las aspiraciones de las sucesivas administraciones estadounidenses continúan siendo las mismas. El espíritu que alentó el texto de Mallory sigue vivo en la recrudecida y constantemente perfeccionada guerra económica contra Cuba.

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