ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En Rafah hay más de 1,4 millones de palestinos que buscaron, en esa zona del sur de la Franja de Gaza, un lugar de supuesta protección para sus vidas. Foto: AFP

Vivimos en un mundo conmovido, no solo por las guerras y las muertes, también por la inoperancia de los organismos internacionales ante esos hechos.

En Israel, el agresor sionista y su amo estadounidense están mostrando esa realidad. Una barbarie, en la que ya han fallecido casi 30 000 palestinos, se extiende ahora a la región de Rafah, donde más de 1,4 millones de personas se refugian en busca de protección.

Quizá la pregunta más recurrente sea la de ¿hasta cuándo el mundo bajo el manto mediático de las más burdas mentiras y violaciones de derechos humanos, va a permitir que esto suceda? ¿Cuándo va a decidir que es el momento de enfrentar el genocidio, obligando a Israel y a Estados Unidos a parar la masacre y a responder ante un tribunal internacional que sea creíble, y un Consejo de Seguridad de la onu que deje de ser aplastado por el veto estadounidense?

Debe exigirse que se apliquen los mecanismos que hagan posible la vida en paz para los palestinos y el castigo a los autores y financistas de esta historia de terror.

¿Sería mucho pedir, por la comunidad internacional, que se constituya un tribunal que juzgue y condene al Premier sionista y a su cúpula de gobierno, que es hasta capaz de pedir que se lance una bomba nuclear sobre Gaza?

Sería también una acción de plena justicia y respeto a las leyes internacionales y a los derechos humanos, demandar ante un tribunal de este tipo, al Presidente de Estados Unidos, que impide toda acción del Consejo de Seguridad de la onu para que haya un cese el fuego por parte de quienes se han propuesto exterminar a la población palestina y convertir en cenizas a ciudades y pueblos enteros.

¿De qué forma se puede destrabar y hacer real y justo ese Consejo de Seguridad de la onu, convertido en una entelequia obsoleta, reo de lo que diga e imponga el Gobierno del país anfitrión?

En Rafah hay más de 1,4 millones de palestinos que buscaron, en esa zona del sur de la Franja de Gaza, un lugar de supuesta protección para sus vidas. Es un territorio fronterizo con Egipto, que fue reconocido oficialmente en el tratado de paz egipcio-israelí, de 1979.

Hay que recordar que, ante el inminente peligro de una acción sionista contra la zona de Rafah, el presidente estadounidense, Joe Biden, le dijo al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que Israel no debería lanzar una operación militar en el pueblo de Rafah, en la Franja de Gaza, sin un «plan creíble».

La lógica indica que eso de «plan creíble» no pasa de ser una advertencia vacía de contenido, sujeta a la interpretación del Premier sionista.

Tenue y limitada, de igual forma, ha sido la postura del Tribunal Penal Internacional (TPI), el mismo que la pasada semana no condenó directamente el genocidio israelí contra los palestinos, y ahora se limita a expresar su preocupación por un posible bombardeo sionista a Rafah.

El propio fiscal del TPI, Karim Khan, ha advertido que «no he visto ningún cambio en la conducta de Israel (desde noviembre). Quienes infrinjan la ley tendrán que rendir cuentas». Pero ya las bombas caen sobre Rafah y se reportan las primeras muertes.

Coincidentemente, el lunes el Senado de Estados Unidos aprobó un monto de 95 000 millones de dólares para seguir armando a Ucrania, Israel y Taiwán, de los cuales 14 100 millones son destinados a la ayuda militar al segundo.

Y, entonces, ¿qué podemos esperar que no sean nuevas cifras de muertos, heridos y ciudades calcinadas por la metralla?

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