El Salvador por Bukele, más allá de los cuestionamientos

No hubo sorpresa alguna en las elecciones presidenciales del pasado domingo en El Salvador. Nayib Bukele se sabía seguro de la victoria, y así fue.

Los salvadoreños respaldaron mayoritariamente al joven presidente que, en su primer mandato, libró una ofensiva de «limpieza radical» contra la expresión final de uno de los peores flagelos que afectaban al país: el pandillerismo criminal.

A pesar de los fuertes cuestionamientos –desde distintas posiciones, nacionales e internacionales– por las medidas de persecución y captura contra las organizaciones violentas que secuestraban la tranquilidad ciudadana del país centroamericano, y que ejecutó al amparo de un Régimen de Excepción, la política anticrimen de Bukele ha logrado capitalizar el respaldo de la mayoría de los salvadoreños.

La OEA y otros mecanismos observadores de derechos humanos se cuentan entre los que han criticado la estrategia de seguridad de Bukele. A ellos, el ahora reelecto Presidente, en el acto para reafirmar la victoria, les respondió: «¿Por qué debemos morir nosotros y nuestros hijos para que ustedes estén contentos con su falsa democracia, que no respetan ustedes ni en sus propios países?».

También recordó que el triunfo de este domingo se obtuvo con «el porcentaje más alto de toda la historia salvadoreña. Es la diferencia entre el primer y el segundo lugar más alto en la historia. No solo hemos ganado la Presidencia por segunda vez, con más del 85 % de los votos, sino que ganamos la Asamblea Legislativa con 58 de los 60 diputados».

Y agregó: «No me crean a mí, yo solo soy un político, solo soy un funcionario, créanle al pueblo salvadoreño», reportó RT.

En su discurso, hizo saber que su gobierno está dispuesto a estrechar los lazos comerciales con todos los países del mundo; sin embargo, dejó claro que la nación centroamericana es libre y democrática, por lo que no se someterá a los intereses de ningún otro Estado. «Queremos ser sus amigos, sus aliados, sus socios, lo que no vamos a ser es sus lacayos», sentenció.