
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó en la tarde de este martes que ya decidió cuál será la respuesta de su Gobierno a quienes realizaron el ataque contra una base militar estadounidense en Jordania, acción por la que culpa a Irán, aunque la nación persa haya afirmado que nada tiene que ver con ese ataque.
Biden, sin prueba alguna, ha asegurado que provee las armas para esos ataques, y, ante una pregunta de los periodistas sobre el porqué culpa a Irán, el mandatario se limitó a responder: «sí, los hago responsables».
Al respecto, expertos estadounidenses «dan por seguro» que habrá un ataque encubierto (que luego negarán), o alguna acción directa, ya sea contra una instalación, algún alto oficial de las Fuerzas Armadas, o recurrir a asesinatos extraterritoriales de funcionarios iraníes, como hizo el entonces presidente Donald Trump, cuando ordenó la muerte del general Qassem Soleimani, en Bagdad, en 2020.
Irán ha negado, categóricamente, participación alguna en el ataque que dejó tres soldados estadounidenses muertos y más de 30 heridos.
Incluso, se ha argumentado que, hasta la propia Secretaria de Defensa de Estados Unidos ha reconocido que, desde el comienzo de la masacre israelí contra la población palestina en Gaza, el 7 de octubre pasado, los grupos de la Resistencia han atacado 165 veces las posiciones de Estados Unidos en Siria e Irak.
La vicesecretaria de prensa del Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pentágono), Sabrina Singh, especificó que 66 ataques apuntaron a bases en Irak, 98 en Siria y uno en Jordania.
Pero es obvio que, tanto Israel como Estados Unidos, tienen sus cañones enfilados hacia Irán, aunque, de producirse un ataque estadounidense e israelí, el polvorín del Oriente Medio conduzca directamente a una conflagración de envergadura mundial.
No olvidemos que Israel tiene armas nucleares y que el régimen sionista, lo mismo que se propone aplastar a la población palestina, considera a Teherán como su propósito central, y en no pocas oportunidades ha actuado para desestabilizarlo.
De ese tema, el presidente Biden no dice una palabra, como tampoco hace referencia a la propia acción del exmandatario Trump, quien reconoció que ordenó lanzar un cohete contra el general iraní, de visita en Bagdad.
Además, la comunidad internacional debe tener en cuenta que Estados Unidos está en año electoral, y que el presidente Biden está muy lejos de la posibilidad de victoria, según las encuestas de todas las consultorías de opinión, que dan a Trump como vencedor.
Una acción militar contra Irán puede parecer un recurso electorero del actual mandatario, para mostrarse –ya bastante tarde– como un defensor del sistema que representa, aunque para ello lleve al mundo a una catástrofe.
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