El actual mandatario estadounidense, Joe Biden, culminará su mandato en enero de 2025. En esa fecha se completarán los cuatro años previstos en el Artículo 2 de la Constitución de ese país.
Durante su campaña electoral hizo muchas promesas, y también insinuó cambios que jamás ejecutó. Su anunciado aporte a la paz mundial quedó en compromiso de tintero, pues ha sido tan belicista como sus antecesores. Los más agresivos halcones, vinculados a la industria de la guerra, encontraron espacio en su administración.
Las graves tensiones generadas contra China e Irán, el conflicto en Ucrania, el apoyo incondicional a Israel en su agresión a Gaza, la pretensión irresponsable de «incendiar» el Mar Rojo, al desatar una guerra contra Yemen, son algunos ejemplos del actuar belicista de Washington.
Eso sí, cumplió su promesa con relación a Afganistán. «Regresaré a los soldados a casa durante mi primer mandato», dijo y, en efecto, retornaron, pero dejando tras de sí el caos y la incertidumbre, en una salida con aires de derrota, en lo que fue el cierre de la guerra más larga de la historia estadounidense.
Por otro lado, en su investidura, el 21 de enero de 2021, se comprometió: «Voy a poner toda mi alma en esto, en volver a unir a Estados Unidos». Se refería a las profundas divisiones en la sociedad, agravadas durante el mandato de su predecesor, el republicano Donald Trump. Empero, hoy, esas divisiones, son aún mayores, el país se encuentra más fragmentado y polarizado.
Tres temas emblemáticos, la inmigración, las armas y las minorías, también son considerados parte de los mayores fracasos de Biden, ya que aumentaron los tiroteos masivos, no ha aprobado una ley para proteger el acceso al voto de los afroestadounidenses, ni frenó los abusos policiales contra ellos.
La esperanza de una reforma migratoria para abrir la vía a la ciudadanía a millones de migrantes y, sobre todo, a los «soñadores», permanece también en el tintero.
Permitir que Medicare negociara el precio de los medicamentos y eliminar la pena de muerte fueron otros de sus compromisos para llegar a la Casa Blanca.
No obstante, como gobernante no llegó muy lejos: promulgó una ley que autoriza al Gobierno federal a negociar precios más bajos de algunos medicamentos para los beneficiarios de Medicare, pero sin derogar la ley vigente, añadiendo una excepción, o sea, nada de Bidencare, como dijo durante un debate, en octubre de 2020.
Con relación a Cuba, hizo muy poco, más bien fue un «digno» seguidor de la política del exmandatario, Donald Trump: aplicó con rigor la máxima presión y mantuvo a la Isla en la lista arbitraria de países que patrocinan el terrorismo.
No es una novedad el incumplimiento de las promesas electorales en ee. uu. Donald Trump, a pesar de sus discursos afirmativos, tampoco cumplió los compromisos anunciados durante la campaña. Tampoco lo hizo Obama, y mucho menos Bush o Clinton.
Una vez en el Gobierno, deben seguir las reglas que dicta el verdadero poder.
Fuente: Sitio web de la campaña de 2020















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