ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Más de 275 000 pacientes han sido salvados de amputación por úlcera del pie diabético. Foto: Giráldez, Laura Mercedes

Caracas, Venezuela.–Cuando se amputa un pie a un paciente diabético, es como si se prescribiese un tiempo limitado de vida. Precisamente, por su incidencia, esa patología está reconocida como la tercera causa de muerte en Venezuela, donde existe un sobreconsumo de carbohidratos, harinas, azúcares, grasas y refrescos.

Hace 15 años, la realidad de este pueblo comenzó a cambiar, cuando se inició el Programa del Buen Vivir para el Diabético (PBVD). Hoy los indicadores de salud lo evidencian: más de 275 000 pacientes han sido salvados de amputación por úlcera del pie diabético.

«El programa tiene un alto contenido médico, social y humano. Una trascendencia histórica, para mí, inusitada, y surge al calor de todo un conjunto de programas que se estaban implementando en Venezuela, con el apoyo de Cuba. Es un programa que tiene, además, la impronta personal de Chávez y de Fidel».

Así lo reconoce el doctor Jorge Berlanga Acosta, científico innovador del Heberprot-P, jefe del Proyecto de cicatrización y cito-protección del CIGB, quien asiste por estos días al II Encuentro Nacional del PBVD. 

Sobre el valor de ese programa, dijo que se trata no solamente de recuperar la integridad física de un ser humano, sino también su integridad social, espiritual y familiar.

«Lamentablemente, la diabetes tipo dos se expande cada día más. Se comporta como pandemia, como si fuese una enfermedad transmisible, aun sin ser el caso. Es decir, que la complicación siempre va a existir, por lo tanto, el tratamiento nunca va a ser dispensable», manifestó.

Como investigador, alega que «la mayor satisfacción es que el resultado de años de trabajo en el laboratorio se traduzca en beneficio del ser humano. Para eso nos educó el científico mayor: Fidel».

Sobre el PBVD, su coordinadora nacional, la ingeniera Tatiana González Estévez, explica que es la sumatoria de la medicina preventiva con la terapéutica. Así, diversos especialistas de la Isla no solo aplican en los pacientes los procederes que ya conocen, y el Heberprot-P –fármaco clave en la recuperación–, sino que también contribuyen a educar al pueblo.

En ese sentido, la doctora Juliana Pacheco Godoy, directora del Programa endocrino metabólico de enfermedades no transmisibles, del Ministerio para la Salud, significó que le parece «excelente que ambos países estemos trabajando de la mano para la salud del pueblo venezolano».

Finalmente, el doctor Berlanga insistió en que «tenemos un compromiso histórico con la memoria de nuestros comandantes. Veo al programa como la consecuencia de la fusión entre Fidel y Chávez. Y a las dos partes –cubanos y venezolanos– nos corresponde perpetuarlo».    

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