ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Prensa Latina

En la ciudad alemana de Dresde, los días 13 y 14 de febrero de 1945, ya casi concluida la Segunda Guerra Mundial, la aviación de Estados Unidos y de Gran Bretaña acabó con la vida de entre 25 000 y 40 000 personas, y arrasó la urbe, convirtiendo en cenizas lo mismo viviendas que palacios, iglesias, museos… todo.

En la jornada siguiente, 15 de febrero, por si algo hubiese quedado en pie, 1 800 toneladas de bombas y de material incendiario fueron lanzadas desde aviones estadounidenses sobre la ciudad, solo en el horario comprendido entre las diez de la noche y la una de la madrugada. ¡Vaya hazaña!

Pero lo más terrible sucedió seis meses después, cuando ya Alemania había firmado su capitulación, y hasta  parecía que terminarían el fascismo y la masacre. Entonces, el Gobierno de Estados Unidos decidió lanzar, el 6 de agosto de 1945, la bomba nuclear contra la ciudad japonesa de Hiroshima, que cercenó la vida de más de 70 000 personas, y tres días después, el 9 de agosto, otra sobre la ciudad de Nagasaki, donde murieron 40 000.

Estos hechos, no únicos, se supone que sean lecciones para lograr un mundo más racional, en el cual no se impongan ideologías ajenas a la vida, a fin de que la maltrecha palabra «paz» se haga una realidad para todos los seres humanos.

Sin embargo, los días finales de 2023 aterran con lo que sucede en la Franja de Gaza, cuna de la población palestina, en la que convivían más de dos millones de personas, ahora víctimas en masa del sionismo israelí, viva expresión del fascismo que se ha propuesto, parece, exterminarlos a todos.

Genocida, el gobierno invasor y el sistema que representa se arropa del apoyo militar y diplomático de la administración del mismo país cuyos aviones, en 1945, redujeron Dresde a escombros, y luego, con par de bombas nucleares, quemaron viva a la gente de dos ciudades en Japón.

En pleno siglo XXI, nos seguimos despertando con noticias terribles. Hasta hace dos noches, dijeron los reportes, los muertos en Gaza eran 17 478, entre ellos 7 729 niños y unas 5 000 mujeres, mientras otras 7 600 personas han desaparecido, y 43 616 han sufrido heridas.

No hay diferencia con el pasado. O sí, es peor.

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