
En la carrera por la candidatura presidencial, los aspirantes republicanos participaron, recientemente, en el tercer debate de su partido en lo que va de campaña. El pelotón, debilitado en su avance a la meta, dejó en el camino a algunos de los pretendientes iniciales.
Los aspirantes a la Casa Blanca necesitaban al menos el 4 % de respaldo en dos sondeos nacionales, o el 4 % en una encuesta nacional, al igual que en dos sondeos en cuatro de los estados donde se vota primero: Iowa, Nueva Hampshire, Nevada y Carolina del Sur.
Como acontece siempre en este «democrático» proceso electoral, los políticos precisan tener, cuando menos, 70 000 donantes únicos, 200 de ellos deben ser de 20 estados o territorios diferentes.
De los que iniciaron la marcha en camino de la «codiciada» silla del Despacho Oval, cinco participaron en el debate en el Centro Adrienne Arsht para las Artes Escénicas, del condado Miami-Dade, refiere Los Ángeles Times.
Estuvieron presentes Ron DeSantis, quien ha recaudado una gran cantidad de dinero; Tim Scott; Nikki Haley, la única mujer republicana en el escenario; Vivek Ramaswamy, y Chris Christie.
Donald Trump no acudió, por tercera ocasión consecutiva, y no clasificaron, por las razones antes expuestas, Doug Burgum, que se encuentra en su segundo periodo como gobernador de Dakota del Norte, y Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas.
Los cinco aspirantes republicanos que debatieron en Miami colocaron en el centro del debate la «invasión» de inmigrantes, la situación del tráfico y consumo de fentanilo, y la «necesidad» de incrementar la seguridad en la frontera con México.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, insistió en su tesis de militarizar la frontera, mientras el senador Tim Scott subió la parada y solicitó el «cierre total» de la frontera sur.
Por otro lado, Vivek Ramaswamy se mostró muy crítico con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, al que, irrespetuosamente, tachó de «desastre», y Nikki Haley, exigió la deportación inmediata de los migrantes irregulares detenidos en territorio estadounidense.
Aprovecharon, además, la mala racha electoral del Partido Republicano a inicios de noviembre, para responsabilizar al expresidente Donald Trump por los resultados en medio de la campaña.
El partido tuvo duras derrotas, como la pérdida de la Gobernación de Kentucky, un estado tradicionalmente republicano, a manos del demócrata Andy Beshear; además, los demócratas se hicieron con el control de la legislatura estatal en Virginia, ampliaron sus mayorías legislativas en Nueva Jersey, y ganaron un escaño en la Corte Suprema estatal en Pensilvania, además de la aprobación del aborto en Ohio.
No obstante, todos los pronósticos siguen dando a Donald Trump como amplio favorito para ser el candidato republicano. La web FiveThirtyEight otorga el 56,5 % de posibilidades para la nominación republicana, mientras que DeSantis, el más cercano, solo alcanza el 13,9 %.















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