A las 11 de la mañana, hora de Madrid, de este viernes 10 de noviembre, se firmó un acuerdo entre el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez y el presidente del Partido Nacionalista Vasco, Andoni Ortuzar, que garantiza la mayoría de los escaños que necesita Sánchez para su investidura a un nuevo mandato en el Palacio de la Moncloa.
Un día antes se lograba similar rúbrica con la agrupación Junts per Cataluña, en la cual el compromiso mayor es el de otorgar la amnistía a los independentistas catalanes a cambio de recibir los votos favorables para que Sánchez alcance la mayoría necesaria.
Así llegó el PSOE a destrabar el nudo que llevaba, inexorablemente, a la convocatoria de nuevas elecciones.
Ahora, con 179 votos favorables, es decir, con tres escaños por encima de la mayoría absoluta, el acto de investidura se planifica para los próximos días.
El proceso de las últimas semanas y las noticias de nuevos acuerdos, por parte de las agrupaciones afines a la izquierda, cerraba el advenimiento al poder de la derecha y extrema derecha (PP y VOX), que ha conllevado a manifestaciones convocadas por estas últimas organizaciones y a enfrentamientos que han causado decenas de heridos y detenidos.
Las actuales elecciones en España han transitado por varios momentos en los que, por una parte, las encuestas no han reflejado la posterior realidad; y por otra, las concertaciones con una u otra agrupación política han resultado decisivas para desatar el nudo final que lleve a uno de los candidatos a ocupar la presidencia del Gobierno.
En los sufragios del pasado 23 de julio, el Partido Popular, de Alberto Núñez Feijóo, resultó el más votado, pero no alcanzó los escaños necesarios para llegar a una mayoría absoluta. En esa ocasión, el PP obtuvo 136 escaños y el ultraderechista vox 33, que, de conjunto no llegaban a los 176 requeridos.
Por su parte, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo 122 escaños, a los que se anexaron los de otras agrupaciones como Podemos y Sumar, que llegaron a la cifra de 169 escaños, insuficientes para la obtención de la mayoría absoluta.
A partir de entonces, el intríngulis electoral español se concentró en la búsqueda, por parte de Pedro Sánchez, de los siete votos necesarios para poder ser investido nuevamente al frente del Gobierno español.
Esos escaños solo podía lograrlos si sumaba los votos de partidos independentistas, y para ello, tenía que negociar con los líderes de esas agrupaciones.
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