ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: DPA

Era domingo 8 de octubre. En el Oriente Medio –ambicionado como región estratégica por quienes quieren apoderarse del petróleo que allí existe– se había desencadenado la guerra entre Israel y Palestina, y ya se sabía que, durante la irrupción de la resistencia palestina contra territorio sionista, cuatro ciudadanos estadounidenses habían muerto.

En la Casa Blanca se estaba al tanto de la situación, pero el presidente Joe Biden, no por eso, suspendió una barbacoa, con música en vivo, a la que asistía en el recinto presidencial. Afuera, decenas de manifestantes protestaban por el financiamiento estadounidense a Israel. Tampoco eso fue óbice para suspender la festividad.

Pero, como dice el refrán, «entre col y col, lechuga», mientras en la barbacoa familiar se ponían a punto los comestibles salidos del fuego, el Presidente conversaba telefónicamente con el premier israelí, Benjamín Netanyahu, para asegurarle que «no le faltaría nada» en su guerra contra los palestinos.

La orden no se hizo esperar: el portaaviones Gerald Ford de la Armada estadounidense, además del crucero de misiles guiado USS Normandy, así como los destructores de misiles Thomas Hudner, USS Ramage, USS  Carney y USS Roosevelt, fueron enviados de inmediato a las aguas cercanas a la zona de confrontación, para garantizar la victoria israelí.

También se sabía que el Consejo de Seguridad de la onu, reunido con urgencia, no había llegado a consenso alguno que pudiera poner fin a la escalada bélica y, más que todo, al genocidio israelí contra la población árabe.

Nunca esa entidad de las Naciones Unidas ha podido condenar a Israel o a Estados Unidos por las masacres de miles de palestinos, la apropiación de sus territorios y la demolición de sus viviendas en las zonas ocupadas por Israel.

No parece entenderse que estas son las verdaderas causas de la explosión palestina, que los ha llevado a incursionar militarmente, más allá de la frontera.

Este martes 10 de octubre, cuando ya los muertos y heridos de ambos lados suman miles, y la destrucción de Gaza, más su bloqueo total, constituyen un verdadero genocidio, el Pentágono ha informado –para que no le quepa dudas a nadie– que «Washington ha podido satisfacer todas las solicitudes de Israel en los últimos días, e incluso se prevé que algunas de estas peticiones se vuelvan entregas continuas».

«Podemos continuar nuestro apoyo tanto a Ucrania como a Israel, y mantener nuestra propia preparación global», afirmó la portavoz del Pentágono.

Mientras, todavía es comidilla en algunos sectores de la sociedad estadounidense lo conocido el domingo: que «el Presidente y la Primera Dama están organizando una barbacoa para el personal de la residencia ejecutiva de la Casa Blanca y sus familias».

Las críticas no se hicieron esperar, entre ellas las del senador republicano Josh Hawley, quien manifestó que «mientras Hamás mantiene como rehenes a los estadounidenses, Joe Biden disfruta de un picnic con música en vivo».

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.