Miranda, Venezuela.–Desde lo alto, los Valles del Tuy se muestran, ante las miradas curiosas, como un llano salpicado de pueblos. Allí, caseríos y ciudades cobran vida, bendecidos por el río que le da nombre a esa región, una de las más extensas del estado de Miranda.
Si se recorre la autopista que los atraviesa, pareciera que los pueblos están escondidos tras la interminable fila de árboles y arbustos, esperando por el viajero, para sorprenderlo.
Precisamente, esa dispersión de los asentamientos y, por tanto, de las instituciones de Salud, dificultan el traslado de los habitantes que, en su totalidad, rondan el cuarto de millón.
En medio de esa compleja situación geográfica, el Centro de Alta Tecnología (CAT) Fuerte Guaicaipuro –uno de los primeros de su tipo fundados en la patria de Bolívar– desde 2006 recibe a pacientes de todo el territorio.
Una brigada de 15 especialistas cubanos labora en esa institución, en la cual se brindan servicios de endoscopia, radiología, electrocardiograma, laboratorio clínico y otros.
Los estudios que se llevan a cabo en el cat son costosos en las clínicas privadas, de ahí la alta demanda y la gran afluencia de pacientes que, diariamente, son atendidos.
Para Sandra Sofía Salazar, camarera fundadora, los dos mayores tesoros de ese centro son «la atención médica cubana, única en el mundo», y las decenas de cuadros de la colección del Palacio de Miraflores que, donados por el Comandante Chávez, aderezan las paredes.
En los Valles del Tuy, al cat Fuerte Guaicaipuro lo acompañan 20 Centros de Diagnóstico Integral (CDI) e igual número de Salas de Rehabilitación Integral (SRI), hasta las cuales llega la población más humilde del estado.
Las manos sanadoras y la sapiencia de los especialistas antillanos dejan su huella también en el hospital Dr. Miguel Osío de Cúa, donde unos 30 cooperantes laboran ininterrumpidamente. «Nuestras fuerzas tienen allí gran aceptación», asegura el doctor Fernando Santiesteban, jefe de las misiones sociales cubanas en el estado.
Ginecobstetras, neonatólogos, pediatras y enfermeras asisten a las embarazadas, participan en los trabajos de parto y en el proceso de recuperación de las madres y sus hijos. «Este es uno de los servicios de mayor demanda, y el quehacer de los cubanos es reconocido por los pobladores», insiste el granmense, y añade que la disciplina y la valentía distinguen a los colaboradores ubicados en los Valles del Tuy, en la zona oeste de Miranda.
Con una mayoría joven, 251 mujeres y 111 hombres cumplen el compromiso entre dos pueblos hermanos: garantizar atención médica de calidad a los venezolanos.















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