ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Dr José Machado Reyes. Foto: Endrys Correa Vaillant

Caracas, Venezuela.–«En mi juramento como médico la negación de servicio es un delito. Entonces, lo único que les pedí fue que protegieran mi integridad física».

José Antonio Machado Reyes trabajaba en 2005 como especialista en Medicina Física y Rehabilitación, en el Centro de diagnóstico Integral (CDI) El Rodeo, de la parroquia Guatire, en el municipio de Zamora, estado de Miranda. Una madrugada le tocaron a la puerta. «Esa es una zona muy peligrosa».

Un grupo de hombres le pidió que asistiera el parto a una joven.  «Tenía que descender unos 140 escalones para llegar adonde ella estaba, evaluarla y decidir si hacer el parto allí o trasladarla.

«Los compañeros que vivían en la casa, por el horario y las características de las personas que me buscaron, no querían que asistiera». Pero él es médico, médico cubano.

«Al llegar al lugar, la dinámica uterina estaba dos en diez. Percibí que podía regresar al CDI y, entre todos los hombres, la montamos en una parihuela y la subimos cerro arriba. Fue uno de los momentos más bonitos que he vivido como internacionalista».

El doctor Machado sabía que esa era una «zona roja», violenta; pero también era consciente de que «se trataba de una población pobre, de nivel medio-bajo, con muchas carencias».

Eran los inicios de la Misión Barrio Adentro 2, y la llegada de los colaboradores cubanos allí «fue todo un acontecimiento, porque le poníamos las soluciones de Salud prácticamente en la puerta de la casa. Éramos muy bien cuidados. Inicialmente, vivimos en el seno de algunas familias», recuerda.

Poco antes de llegar a Venezuela había cumplido otra tarea internacionalista: un sismo había sacudido ferozmente a Pakistán. El saldo fue de unos 73 000 muertos y alrededor de 70 000 heridos. Hasta allí fue el contingente Henry Reeve, del cual Machado formó parte. Sin duda, esa experiencia completamente diferente a la de la nación sudamericana, lo curtió como médico y como ser humano. En lo adelante su día a día ha tenido la huella indiscutible que deja la solidaridad de la Mayor de las Antillas en quienes la hacen suya.

Luego prestó servicio en Brasil y, en 2019, regresó a la tierra morocha, esta vez como Jefe de la Misión Médica Cubana.

Su currículo internacionalista lleva el nombre de muchísimos pacientes, entre ellos Santiago, «un adolescente con parálisis cerebral infantil, con toda una cuadriplejia, una espasticidad severa.

«Al concluir los cinco años de mi primera misión en este país lo dejamos caminando, con andadera. Es solo un ejemplo de lo que la Medicina cubana puede hacer, de cuánta felicidad puede generar en cualquier persona, en cualquier parte del mundo».

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.