Caracas, Venezuela.–A inicios de 2020 el mundo apenas conocía cómo tratar a los pacientes contagiados con la COVID-19. Para el personal de la salud que estaba en zona roja, el más mínimo descuido podía representar otra batalla con la muerte.
En abril de ese año, la espirituana Yaneisy Armenteros Vera prestó servicios como enfermera intensivista en el hospital Manuel Piti Fajardo, de Santa Clara.
Mientras se enfrentaba a uno de los más fuertes eventos de transmisión local que tuvo la Mayor de las Antillas, su hija le pidió una foto suya, trabajando.
¿Añoranza o necesidad de saber que su mamá estaba bien…? «la seño» no supo cuál sería el destino de la imagen hasta que, tras cerca de dos meses viéndole a los ojos a esa enfermedad mortal, regresó a su provincia. Allí la esperaban sus vecinos para darle la bienvenida. Entre ellos estaba su hija, quien llevaba en las manos un nasobuco personalizado.
Después de cumplir aquella tarea de valientes, Yaneisy viajó hasta Venezuela para, vestida de blanco y con su regalo como escudo, salvar la vida de los pobladores y colaboradores cubanos que ingresaron contagiados en el CDI Ludovico Silva, de la parroquia Santa Lucía.
«Lo llevo como recuerdo de mi hija y del orgullo que siento por mi profesión», advierte. «Los médicos son el cerebro de los hospitales, y las enfermeras, el corazón».
Con esa certeza se desempeña hoy como activista de enfermería en ese centro, donde la acompañan unos 50 cooperantes cubanos, quienes atienden a una población de más de 6 500 habitantes.
«La labor de las enfermeras acá es apoyar en las salas de hospitalización, terapia y emergencia. Además de esos tres servicios, atendemos a los pacientes que salen del posoperatorio, lo mismo electivo que de urgencias, y atendemos a los colaboradores cubanos que nos necesiten».
El CDI de Santa Rosalía es la única institución de ese tipo que, actualmente, mantiene en funcionamiento su salón quirúrgico. Durante los procedimientos que se desarrollan antes, durante y después de las intervenciones, el personal de enfermería va de la mano con los pacientes y sus familiares, de ahí que se crea «una relación muy bonita. Tanto los venezolanos como los cubanos que atendemos manifiestan siempre sentirse muy complacidos».
Entre los casos que recuerda está el de «un paciente que, tras llegar con un infarto cerebral, permaneció grave durante varios días; luego su estado de salud se complicó con una bronconeumonía y aquí lo tuvimos un mes y medio, hasta que logramos estabilizarlo y sacarlo adelante. Finalmente, pudimos darle de alta en silla de ruedas.
«Las enfermeras aquí somos un gran equipo, muy unidas, y pensamos siempre que el bienestar de los pacientes es nuestra prioridad».
Para esta profesional de la salud, con más de 30 años de experiencia, a los enfermeros de la Isla se les reconoce en el resto del mundo. «Nos distingue la solidaridad y el humanismo. Brindamos mucho amor. Cuando los pacientes nacionales ingresan acá, siempre nos agradecen el buen trato que les ofrecemos, muy diferente al que reciben en otras instituciones». A eso Yaneisy le llama «enfermería a lo cubano».















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Manuel Domínguez Moreno dijo:
1
12 de mayo de 2023
07:18:06
Amparo Victoria Garcia Chavarri dijo:
2
12 de mayo de 2023
09:36:39
Isidoro Sánchez dijo:
3
12 de mayo de 2023
09:53:19
EAMS dijo:
4
12 de mayo de 2023
12:56:09
Machado, Walter Matias dijo:
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12 de mayo de 2023
14:24:53
bgramire dijo:
6
13 de mayo de 2023
08:45:55
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