El Secretario de Estado estadounidense, muy entusiasmado en hacer política exterior a través de la mentira, ha dado un paso más en su delirante y enfermiza misión de querer asfixiar a Cuba a través de las sanciones.
Se trata del cinismo en su expresión más cruel. Es decir, mantener a Cuba en listas espurias, basadas en infames acusaciones, y con ello lograr justificar viejas y nuevas sanciones dirigidas contra un pueblo valiente, que resiste y construye su presente y su futuro, a pesar de ello.
Este miércoles, el gobierno del presidente Joe Biden, en voz de su secretario de Estado, Antony Blinken, «descartó retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, invento macabro con el cual el expresidente Donald Trump se despidió de la Casa Blanca, embarrado hasta las narices después de haber patrocinado el acto terrorista de «asaltar el Capitolio de su propio país».
Y si Trump puso a Cuba en la lista, por qué Biden nos iba a sacar de ella, si el actual mandatario da muestras cada día de que, al parecer, ha hecho un pacto con el diablo en su afan de lograr lo que otros presidentes no han podido ni él podrá: rendir a Cuba y volver a convertirla en una colonia estadounidense.
Blinken dio tal seguridad, nada menos que a una de las más activas exponentes de la mafia cubano-americana que domina la política contra la Isla en la Florida, la congresista republicana María Elvira Salazar.
El Jefe de la diplomacia estadounidense explicó que la ley emanada del Congreso establece unos «criterios muy elevados» para que el Gobierno pueda tomar una decisión de este tipo.
«A lo que me comprometo es a que, si hubiera una revisión, se basaría en la ley y en los criterios que esta establece, que, como ya dije, tienen un listón muy alto», sentenció Blinken, de acuerdo con reportes de EFE.
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