ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
 Foto: Cuenta oficial en Twitter

¿Estoy haciéndole daño a la Revolución? Esa es una pregunta que todo militante honesto debiera formularse a sí mismo (o a terceros nobles) de vez en cuando. No todo lo que hacemos o decimos como individuos termina tributando de forma positiva al proyecto colectivo que defendemos, del que nos sentimos parte; y eso implica que nos revisemos a fondo, que dudemos, que analicemos de qué forma nuestro comportamiento pudiera resultar nocivo.

En estos tiempos de redes digitales y de sobreexposición permanente, todo lo que expresemos puede ser objeto de discusión; puede ser analizado, compartido o rebatido. Lo que naturalmente decimos en privado, sin mayores consecuencias, puede resultar razón de polémica en el foro público de Internet. Y para alguien sin compromiso alguno con una organización, con un proyecto político o con un esfuerzo grupal, eso puede ser intrascendente; pero no para un militante.

Por supuesto, está el daño o el menoscabo realizado tras un error, un actuar imprudente (o impúdico) y está el que se realiza de forma intencional, a sabiendas o no de las consecuencias inmediatas o a largo plazo que puedan acaecer. Ese insensato afán de linchar, ya sea por motivos mezquinos o por reacción ante un linchamiento previo; la sospecha neurótica, que envenena el espíritu y nos hace ver testaferros del enemigo en cualquier persona con la que no coincidamos del todo; la intolerancia y el moralismo insulso: todos son atributos que, en definitiva, no contribuyen a seducir a más personas para que se sumen al carromato de la Revolución, sino que constituyen rasgos repelentes.

Nada desanima más que el «fuego amigo». Un militante revolucionario, armado de confianza y valor, puede resistir cualquier asedio enemigo, cualquier andanada de insultos, cualquier amenaza que provenga de sus adversarios, sin que ello haga mella en sus convicciones. Pero que otros, que él asume son de su bando o que así se identifican, lo cuestionen constantemente, lo ataquen sin rastro de empatía, lo identifiquen como «infiltrado»; que otros, que él entiende son sus camaradas, parezca lo quieran arrojar hacia el otro lado de la Historia, puede hacerlo titubear, puede hacerlo dudar de sí mismo, puede llevarlo, incluso, a la renuncia kafkiana.

Cada vez que una persona no se siente bienvenida en la trinchera de la Revolución, la Revolución pierde. Y pierde no solo porque esa persona ya no le aportará la suma total de sus energías creativas, de su lucha, sino también porque otros verán en esa persona un ejemplo, un escarmiento. ¿Para qué buscarme problemas con indios y con cowboys?

Debemos apercibirnos (y apercibir a otros) de esos errores que tenemos que corregir, de esas formas de interrelacionarnos que son tóxicas, de esas prácticas sectarias o de la indiferencia –igual de nociva– que a veces mostramos hacia ellas. No nos podemos dar el lujo de hacerle daño a eso que tratamos de construir juntos, que es otra forma de decir que no tiene sentido hacernos daños, los unos a los otros, mientras el verdadero enemigo disfruta a distancia.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Juank dijo:

1

25 de febrero de 2023

05:35:48


Muy cierto y oportuno este artículo, lastima que los militantes de verdad y todos los que amamos a cuba y la Revolución no se animen a interactuar con este medio y con sus magníficos artículos como este en cuestión, no soy militante pero si soy del bando de los que amamos la obra revolucionaria, convocó al partido y a todos los revolucionarios a aglutinarnos en la defensa de Cuba, nuestra patria primero, ya habrá tiempo y oportunidad de zanjar nuestras diferencias.

eloisa carreras dijo:

2

25 de febrero de 2023

09:15:29


GRACIAS a Michel E. Torres Corona, por compartir ese valioso texto y por toda la razón que le asiste. Recordemos en ese mismo sentido las enseñanzas en la vida y en la lucha de Fidel y la Generación del Centenario. En nuestra batalla permanente por la defensa de la patria y la lucha contra la oligarquía y el imperialismo, la palabra de orden es y será siempre ¡UNIDAD!!!!

Renato Peña dijo:

3

25 de febrero de 2023

10:17:31


Acertado artículo. Es interesante que la batalla de las ideas sea presencial, en las propias organizaciones sociales, tal como dicen nuestros hermanos y hermanas cubanas, mirándonos a los ojos, pues vía digital, redes sociales, es fácil repartir cualquier concepto tóxico, hiriente pero sin argumentos, lo importante es debatir dentro de la adversidad, lo heterogéneo de la sociedad pero en pos del fortalecimiento del proceso inclusivo que genera el pueblo nación cubano.

Felino González Gálvez dijo:

4

25 de febrero de 2023

10:31:25


Excelente artículo. Todos los días debemos entender, que la Revolución suma y multiplica, no resta y la frace martiana "Criticar no es morder, es señalar con noble gesto, la mancha oscura que enrarece la obra bella".

Amaurys Martínez Veulens dijo:

5

25 de febrero de 2023

13:21:35


Coincido totalmente con la expresado, soy el presidente de la MIPYME Alimentos Nuñez-Veulens S.R.L y soy víctima del fuego amigo, también lo llamo bloqueo interno pero confío ciegamente que sean extirpados de raíz por la unidad y las alianzas. #mejoresposible.

Roxanne Castellanos dijo:

6

25 de febrero de 2023

16:54:42


Yo discrepo. ¿Quién decide cuál comentario puede promover un debate social que nos hace falta tener como sociedad para visibilizar consensos que de otra manera no se ven claramente? ¿Quién asegura que algunos vítores o ensalsamientos que a diario vemos en nuestros medios, no resultan inadecuados en medio del difícil momento en que nos encontramos? ¿Quién decide todo eso? ¿Y quién se atreve a juzgar mal militante al primero y buen militante al segundo? Discrepo totalmente.

Maritza dijo:

7

26 de febrero de 2023

07:11:10


Siempre certero. Coincido plenamente

Arturo dijo:

8

26 de febrero de 2023

08:45:35


Estoy de acuerdo con la necesidad actual e histórica de lograr la UNIDAD entre los revolucionarios Cubanos. No hay que provocar respuestas de aquellos que puedan sentirse aludidos, solo es necesario seguir llamando a la unidad, cómo Martí y Fidel, sin extraer ninguna frase de contexto, la unidad Latinoamericana es un concepto, la unidad en Cuba es otro. Creo que el artículo nos sirve a todos los que comprendemos que sin esa UNIDAD la revolución no podrá avanzar. Hay que leer a Allan Dulles, algunos hacen exactamente lo que el enemigo a proyectando contra Cuba