ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

De acuerdo con el Convenio No. 111 de la OIT (2003:99), la discriminación en el empleo se define como toda distinción, preferencia o exclusión en materia de selección, contratación y condiciones de trabajo, basados en características personales, tales como el color de la piel, el origen étnico, la clase social, la edad o sexo de un individuo.

En EE. UU., país que se autoerige como paladín del derecho, la diferencia de ingresos es notable entre los que califican como «blancos» y los latinos, los afrodescendientes y otras minorías étnicas.

Pero si esas personas son mujeres y, además, de origen latinoamericano, esa diferencia se multiplica. Los salarios son los más bajos de todos los grandes grupos raciales, étnicos y de género.

Los sueldos de miseria, la discriminación y las condiciones de trabajo inseguras son una constante para las latinoamericanas, situación que impacta en las familias, teniendo en cuenta que el 41 % de las mujeres trabajadoras de Estados Unidos son el único sostén de sus hogares y el 16,4 % de estas mujeres son latinas.

Después de la COVID-19, miles de mujeres quedaron en sus casas al cuidado de sus hijos, entre otras causas, por la dificultad de encontrar cuidado infantil confiable y factible, según un reportaje publicado por la agencia de noticias AP.

Cuando la pandemia comenzó, en la primavera de 2020, en Estados Unidos se perdieron más de 20 millones de empleos, alrededor de 3,5 millones de mujeres, con hijos menores de edad, quedaron sin trabajo, como plantea un análisis de la Oficina de Censos.

La mayoría de las féminas que integran ese grupo son latinas y afrodescendientes, a lo que habría que sumar, como causa probable, las condiciones y la violencia en el lugar de trabajo, incluyendo el acoso sexual, factores que se incrementaron durante el SARS-COV-2.

Debra Lancaster, directora ejecutiva del Centro para la Mujer y el Trabajo en la Universidad de Rutgers, en EE. UU., recordó como factor importante en el desempleo la brecha salarial entre hombres y mujeres, que aumenta si eres negra o latina, la no existencia de una política de licencia familiar remunerada que apoye a la familia y de una infraestructura de cuidado infantil asequible, según France 24.

La violencia contra la mujer crece por días en Estados Unidos, la nación norteamericana se encuentra entre los diez países donde las mujeres corren más riesgo de ser agredidas sexualmente. Una de cada cinco mujeres estadounidenses ha sido víctima de abuso sexual, al menos una vez en su vida. Muchos de estos hechos ocurren en el ámbito familiar o laboral, cita un informe de la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica (Ncadv), con sede en Colorado.

El panorama en el país que se presenta como el «paraíso» es bien complejo para las mujeres en general. No vamos a hacer comparaciones, no es necesario. El sueño americano, construcción simbólica hábilmente elaborada, no puede ocultar sus terribles desigualdades, sus penumbras y sus llagas.

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