
Como pretendidos jinetes del apocalipsis, cabalgan los espacios virtuales del archipiélago cubano, portando las banderas de la infamia y la rendición. A veces es fácil distinguirlos, otras no.
Son los alabarderos de la derrota, habitantes del universo digital; sus vidas transcurren en ese mundo, fabricado a imagen y semejanza de sus ambiciones, rencores y miedos, alejados de la vida real, del sudor, la angustia, el dolor y la gloria de sus compatriotas.
Viven en una esquina sombría de la historia, en los cosmos de ficción que nos deparan las nuevas tecnologías en manos de los poderosos hegemones del mundo.
Hay de todo en las redes digitales. Como por arte de magia nacen y se reproducen los influencers, las nuevas plataformas mediáticas, los sitios, portales y revistas, entes comunicacionales anclados en estereotipos probados de guerra cultural.
La aplicación a los periodistas cubanos de técnicas probadas de mercadeo que permiten una rápida difusión de los materiales elaborados por estos; formas de pago superiores, por mucho, a las posibilidades de nuestros medios; el enmascaramiento de las reales intenciones tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión, son algunas de las tácticas empleadas para adormecer la conducta de algunos y llevarlos a la autojustificación de su suicidio ético.
En el mundo de hoy casi nada es espontáneo, mucho menos lo que ocurre en internet. Equipos de trabajo dirigidos directamente desde los centros de operaciones de guerra sicológica de los servicios especiales de Estados Unidos preparan y llevan adelante los planes contra Cuba.
Se trata de un sistema bien articulado, sincronizado, no importa la imagen o el disfraz mediático que utilicen; todos trabajan con el mismo objetivo y obedecen las órdenes del mismo amo.
La densa red de medios y redes sociales tejida en torno a Cuba con aliados internos y colaboradores, tiene un único fin: desacreditar al Estado revolucionario, debilitar los pilares que sostienen la institucionalidad de la Revolución.
La estrategia de «golpe suave» establece como una de sus reglas fundamentales destruir los pilares básicos que soportan un Estado. La información es una de las columnas vitales de cualquier sistema; quien la domine, tiene un porciento grande de la pelea a su favor.
Los jinetes del apocalipsis cabalgan por los espacios virtuales de la Isla, no importa el nombre que lleven, no importa el disfraz que se pongan, ni las máscaras que usen; son los mensajeros de la deshonra, de la restauración del capitalismo en el espacio real donde habitamos.















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Anibal Garcia dijo:
1
22 de noviembre de 2022
22:27:07
Jorge dijo:
2
23 de noviembre de 2022
16:34:52
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