De lograr la victoria el candidato Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), en la cita con las urnas en segunda vuelta el próximo 30 de octubre, pudiera significar el gran renacer de la esperanza entre los más de 150 millones de habitantes de esa nación, y de otros más allá de las fronteras del gigante sudamericano.
Habría ganado Brasil. Sería una victoria esperada y necesaria, más cuando Lula, cuatro años atrás, había sido víctima de una patraña que lo llevó injustamente a la cárcel, para mutilar su seguro triunfo en 2018.
Un tenso ambiente preelectoral, y hasta los augurios de un posible golpe de Estado en caso de no ganar Jair Bolsonaro, hacen recordar cuando, en 2018, estaba cantada la victoria del líder obrero, y la reacción inventó un golpe judicial en su contra, mediante acusaciones infundadas que lo llevarían por 580 días a la prisión de Curitiba. Lula fue «sacado de juego» para evitar su reelección.
Cuando Lula fue llevado como prisionero, le hice llegar una solicitud de entrevista para Granma, a través de un amigo común, Frei Betto. En esa oportunidad manifestó: «No han dado el golpe solo contra el PT. No me arrestaron solo para perjudicar a Lula. Lo hicieron contra un modelo de desarrollo nacional de inclusión social. Se ha dado el golpe para eliminar los derechos de los trabajadores y jubilados, conquistados en los últimos 60 años».
Y agregaba: «Vamos a necesitar mucha organización para volver a tener un gobierno popular, con soberanía, inclusión social y desarrollo económico en Brasil».
Y precisamente a ese objetivo dirigió ahora su campaña preelectoral, mientras el pueblo lo recuerda por los avances sociales logrados durante su mandato, principalmente por los 30 millones de compatriotas de las capas más humildes, que fueron sacados de la pobreza y mejoraron su nivel de vida, salud, educación, trabajo y vivienda.
Lula no es solo el carismático líder obrero que se ha caracterizado por una relación construida a lo largo de décadas con el pueblo brasileño y con las entidades de los movimientos sociales.
«Es una relación de mucha confianza y es algo que yo aprecio mucho, porque en toda mi trayectoria política siempre insistí en jamás traicionar esa confianza. Y no traicionaría esa confianza por ningún dinero, por apartamento, por nada. Era así antes de ser presidente, durante la presidencia y después de ella», respondió a Granma.
Habrá que esperar por la segunda vuelta, ya que este domingo Lula alcanzó un 48,2 % de los votos, y Bolsonaro un 43,4 %, cuando se había contabilizado el 99 % del total.















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Arturo@1975 dijo:
1
3 de octubre de 2022
09:34:28
Jose R. Oro dijo:
2
3 de octubre de 2022
15:39:27
Teodoro Velázquez Reyes dijo:
3
3 de octubre de 2022
16:07:37
Iracema souza dijo:
4
4 de octubre de 2022
13:55:53
Miguel dijo:
5
4 de octubre de 2022
16:09:52
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