ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Seamos coherentes con el pensamiento de Fidel y brindémosle el tributo de un pueblo unido y consciente. Foto: Juvenal Balán

La palabra unidad tiene muchos significados, pero el más usado es, sin dudas, aquel que alude a la propiedad de todo ser, fenómeno o cosa, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere. No en balde, cuando se habla de la historia de Cuba en general, y de nuestra historia revolucionaria en particular, la unidad es un valor fundamental: es aquello que impide que ese proceso único y coherente que comenzó en el ingenio Demajagua, y que aún hoy defendemos e impulsamos, no implosione.

Fidel se refirió a ese carácter único y coherente del proceso revolucionario con una frase de insuperable brillantez dialéctica: «Nosotros, de haber vivido en el tiempo de los mambises y la manigua redentora, hubiéramos sido como ellos; ellos, de vivir en nuestra época, quizá de menor épica pero de vital trascendencia, serían como nosotros. Eso implica no solo que la emancipación cubana, la lucha por la soberanía de nuestro país, por la justicia, es una constante a través del tiempo, sino que no puede ceñirse a una generación o al pensamiento de una época. La Revolución no es de viejos o jóvenes, la Revolución es de todo aquel que sepa aportar a la lucha con los métodos y táctica que precise el momento histórico».

La unidad, entonces, no es una meta, es una premisa fundamental sin la cual toda esa coherencia necesaria, todo eso que llamamos continuidad, colapsaría. Sin unidad, la Revolución dejaría de ser. Pero esa unidad no se construye en abstracto, sino que se articula necesariamente frente a un enemigo.

Fidel lo dice mejor: «Unidad significa compartir el combate, los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y estrategias, a los que se llega mediante debates y análisis. Unidad significa la lucha común contra anexionistas, vendepatrias y corruptos que no tienen nada que ver con un militante revolucionario. A esa unidad, en torno a la idea de la independencia y contra el imperio que avanzaba sobre los pueblos de América, es a la que me referí siempre».

Por ello, para preservar la unidad, que es preservar en definitiva la condición de posibilidad del proceso revolucionario, además de trascender nimias querellas intergeneracionales o disputas personales más basadas en el ego o las desavenencias puntuales, se precisa identificar quién es el enemigo. Volvemos una vez a Fidel cuando, en el famoso discurso conocido como Palabras a los intelectuales, afirmara: «La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios».

Todo aquel que identifiquemos como revolucionario, como compañero, o que no podamos establecer, más allá de toda duda razonable, que es un enemigo de la Revolución, merece ese beneficio: que no renunciemos a esa persona, que la acompañemos, que la apoyemos, para que no desista de marchar junto a nosotros. Y eso no implica que renunciemos a la crítica, pero como también dijera Fidel en el discurso antes citado:

«(…) que ha habido críticas y supercríticas, ¿quién lo duda? Y que algunos compañeros han ensayado sus armas y han probado sus armas a costa de otros compañeros, ¿quién lo duda? (…) Por algo la palabra crítica ha venido a ser sinónimo de ataque, cuando realmente no quiere decir eso, no tiene que querer decir eso. (…) debe haber un principio en la crítica: que sea constructiva».

Si desmerecemos esos ideales, esas líneas de acción que aquí hemos intentado glosar, seremos los verdugos de la unidad y pesará sobre nuestra conciencia un funesto devenir de la Revolución: «Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra».

Seamos coherentes con el pensamiento de Fidel y con nuestra historia, brindemos a los que nos antecedieron, a los que pagaron con sangre el precio de la libertad, el «(…) tributo de un pueblo unido, de un poder del pueblo, de un pueblo consciente». Discutamos todo lo que deba ser discutido sin regalarle al enemigo la siniestra satisfacción de pensarnos su cómplice.

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Rubert Dominguez dijo:

1

20 de agosto de 2022

12:00:14


Entonces? se puede criticar, disentir se puede cuestionar todo y a todos si la critica es constructiva y es hecha por un revolucionario.. eso es lo que yo entendí. En mi humilde opinión seguimos igual. Todo siempre tendrá una justificación y un porqué. Esa unidad ya no existe desafortunadamente.

Roger dijo:

2

20 de agosto de 2022

12:10:23


Fidel siempre buscó la unidad de todas las fuerzas revolucionarias pero sin hacer conceciones ni traicionar principios. Por eso tenemos un solo Partido, fruto de ese esfuerzo de Fidel y que es único que capaz de preservar la independencia y soberanía del país y es marxista leninista martiano y fidelista. La unidad bajo las banderas del Partido Comunista de Cuba y no otra para contruir una sociedad socialista, solidaria e internacionalista, sin explotadores ni explotados, sin discriminaciones de ningún tipo.

Lino dijo:

3

21 de agosto de 2022

12:09:18


Brillante. Fidel siempre trazando el camino correcto y glorioso.