ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El nuevo texto asegura condiciones para la interrupción voluntaria del embarazo, así como para un parto y maternidad voluntarios y protegidos. Foto: EPA

A menos de un mes del plebiscito constitucional en Chile, la desinformación toma terreno y una apretada brecha entre el Apruebo y el Rechazo podría arrebatarles las posibilidades de una sociedad más equitativa. 

El próximo 4 de septiembre los chilenos irán a las urnas con la intención de cambiar una Carta Magna que rige al país desde 1980, y que tiene en sus páginas la huella de Augusto Pinochet. Sin embargo, en las redes sociales y los servicios de mensajería como WhatsApp o Telegram, la campaña por el Rechazo inició prácticamente desde el comienzo de la Convención Constituyente, el 4 de julio del año pasado.

«Información sesgada, noticias falsas, contenidos inciviles y ataques directos a los miembros de izquierda, especialmente a representantes de pueblos originarios, se tomaron la agenda y las conversaciones, afectando la deliberación democrática», denuncia el diario Página 12.

Estudios como los del Observatorio de la Convención de la Universidad Católica de Valparaíso o Plataforma Telar coinciden en el diagnóstico: el proceso constituyente estuvo marcado por la desinformación.

Según la encuestadora Criteria, un 45 % se inclina por rechazar el nuevo texto constitucional; un 36 % se inclina por aprobar, y un 19 % aún no lo tiene claro. De ganar el Rechazo, por la influencia de grupos derechistas, sería una afrenta a las más de 30 personas fallecidas durante el estallido social de 2019. 

Recordemos que, en octubre de 2020, por primera vez en la historia de Chile, se le preguntó a la ciudadanía si aprobaba o rechazaba la redacción de una nueva Constitución.

El resultado fue abrumador: un 78 % de la población votó por el cambio de la Carta Magna. Y fue, además, la primera vez, desde 1833, que la Constitución fue redactada por una convención ciudadana elegida por votación popular. Ese resultado calmó las calles de todo el país.

El texto por el que votarán los chilenos consta de 178 páginas, 388 artículos y 54 normas transitorias. Defiende el establecimiento de una «democracia paritaria», donde las mujeres ocupen al menos el 50 % de todos los órganos del Estado, y ordena tomar medidas para «alcanzar la igualdad sustantiva y la paridad».

El nuevo proyecto define a Chile como Estado plurinacional e intercultural, reconoce 11 pueblos y naciones, y a los originarios les devuelve el respeto y el reconocimiento.

Además, «asegura condiciones para embarazo, interrupción voluntaria del embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos».

El nuevo documento constitucional describe a Chile como «Estado social y democrático de Derecho», que debe proveer bienes y servicios para asegurar los derechos de las personas; una de las principales demandas de las movilizaciones de 2019.

Establece el agua como bien «inapropiable» y el «derecho humano al agua», que prioriza sobre sus demás usos, y crea una Agencia Nacional de Aguas para su uso sostenible.

En el nuevo texto, la edad para postularse para el cargo de presidente baja de 35 a 30 años cumplidos. El periodo presidencial se mantiene en cuatro años, pero se autoriza la reelección solo una vez. Además, se aboga por la eliminación del Senado y la creación de dos Cámaras de poder asimétrico: un Congreso de Diputados y Diputadas para la formación de leyes (con al menos 155 integrantes), y una Cámara de las Regiones acotada a las leyes de acuerdo regional.

Estos son, a grandes rasgos, algunos de los cambios que introduce la Carta Magna redactada por personas elegidas por el pueblo. Si gana la opción Apruebo, los chilenos podrán avanzar en un camino más democrático; claro está, con el gran reto que implica implementar una nueva Constitución.

De salir victorioso el Rechazo, continuará presente el fantasma de Pinochet –que durante su dictadura arrebató la vida a más de 3 000 personas– y sería como una mecha para el posible estallido de protestas a nivel nacional.

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