Adelanto de elecciones, moción de vacancia o disolución del Congreso son algunas de las posibles salidas a la crisis política que vive Perú, ninguna de ellas halagüeñas para Pedro Castillo, que hoy cumple un año en el poder.
Sin embargo, estas opciones tampoco representan una escapatoria a la raigal y profunda inestabilidad que vive esa nación desde hace mucho; solo que el profesor rural, de 52 años, es ahora quien tiene las luces encima.
Han sido 12 meses tormentosos, con un desempeño de Castillo caracterizado por tantas y continuas trabas, que varios expertos coinciden en que no logrará cumplir los cinco años para los que fue elegido. Por lo visto en ese país, cada nuevo nombramiento parece deja vu, pues con los últimos jefes de Estado ha pasado lo mismo.
Ahora bien, no podemos olvidar que el actual Presidente llegó al Palacio Pizarro tras vencer, en segunda vuelta y por unos pocos votos, a la derechista Keiko Fujimori. Su magra victoria ya anticipaba numerosas dificultades.
En principio, intentó ejecutar un programa más inclinado hacia la izquierda, pero los constantes descalabros internos –más de 50 personas han pasado por 19 carteras durante este año–, las dificultades para cumplir sus promesas de campaña, la recesión económica a nivel mundial, el debilitamiento de instituciones estatales, la permanencia de problemas sociales acumulados y una oposición implacable (el 53,6 % de las personas considera que la oposición está boicoteando al Gobierno) han hecho que el 76 % de los peruanos desapruebe la gestión de Castillo, según datos de Ipsos.
Por si fuera poco, enfrenta cinco investigaciones preliminares por presuntos actos de corrupción. Y aquí salta una de las principales cuestiones por las cuales es tan difícil gobernar en Perú. No por casualidad, más de la mitad de los peruanos afirmó que la corrupción es el problema más importante en el país sudamericano, según una encuesta de Statista, de mayo de 2022.
Desde inicios del siglo XXI hasta la fecha, seis mandatarios han llegado a sus cargos a través del voto popular. Sin embargo, por diferentes cuestiones, como vacancia o destitución, diez hombres han pasado por el Palacio de Gobierno de Lima, y todos ellos han sido condenados o enfrentan procesos con la Justicia.
Por otro lado, la inestabilidad política a lo largo de los años limita la inversión y ejecución efectiva de políticas sociales y públicas, lo que posibilita la acumulación de problemas como la delincuencia, los precios altos, el desempleo, la pobreza, la educación inadecuada, la violencia de género y la insalubridad, entre otros.
El Fondo Monetario Internacional advierte que «las perspectivas económicas para Perú están rodeadas de gran incertidumbre, y los riesgos se inclinan a la baja».
No podemos olvidar el tema Congreso (unicameral), que ha sido una verdadera piedra en el zapato de los mandatarios, y no es para menos: con solo 130 miembros que representan a más de 33 millones de peruanos, tiene 14 fuerzas políticas. Definitivamente, un Congreso fragmentado es un factor que limita el poder presidencial de Castillo, de los que estuvieron, y de los que llegarán.
Aunque para muchos el cambio de autoridades políticas podría representar la solución, solo sería algo momentáneo y causa de más incertidumbre. En las condiciones actuales, nada garantiza que el Gobierno o el Congreso que se instaure sea mejor que el actual, o el anterior.
Castillo solo es la figura del momento, y contra quien se enfilan los cañones en un país en el cual se ha hecho imposible que un mismo Presidente se mantenga en el poder por cinco años… y sin la sombra de constantes escándalos.
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Amaya dijo:
1
28 de julio de 2022
18:37:38
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