ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La víspera del 28 de enero, la juventud cubana y venezolana en La Guaira que vio arribar a Martí, 5 días antes de cumplir 28 años. Foto: Yosdany Morejón

CARACAS, Venezuela. –Reforzado por otros inspiradores: Fidel, Chávez, el Che Guevara, … ha crecido el «espíritu egregio» advertido por José Martí en esta ciudad. En el aire flota la misma carga de «sales del mar libre» percibida por él aquella noche de enero de 1881, cuando llegó ansioso y quebrantó la sed, el polvo del camino y el hambre, por reverenciar primero a Bolivar.

¡Quién lo hubiera visto como este 28 de enero en el corazón de la gran Caracas, donde una avenida lleva su nombre y una estatua lo identifica! ¡Como extasiado lucía Martí ante su propia savia de juventud y amor por la humanidad!

En su cumpleaños 169, un verso, una corona de flores y un juramento de lealtad hicieron el aguinaldo de este universal ciudadano que en Cuba le nació al mundo. El presente llegó de manos cubanas que hacen futuro en suelo bolivariano. En silencio, al pie de la estatua, se les oyó cantar los himnos de Venezuela y Bayamo; son cerca de 20 000 compatriotas, pero hasta aquí llegó una representación.  

También a ellos un océano los separa del suelo natal y de la familia; añoran igual el reencuentro, pospuesto dos años y más –duros años– por la pandemia, el bloqueo, la hostilidad antibolivariana. Los sostiene la misma razón que los trajo: la salud del que no puede costearla, el conocimiento del iletrado, el crecimiento desde la cultura o la actividad deportiva; la vitalidad física, espiritual, energética, productiva, de quienes las necesitan.

Nietos de Martí, hijos de Fidel. De las manos con sus homólogos de Bolívar y Chávez, se les ha visto recordar al Maestro en jornadas recientes, en el puerto que le dio entrada al viajero; loma arriba 30 kilómetros de La Guaira a Caracas, fatigosa y reconfortante ruta seguida por el Maestro, esta vez reeditada; reencuentros con el Libertador y el apóstol en la Casa de Nuestra América y la Biblioteca Nacional, Poemas, versos, enseñanzas, evocaciones; luces martianas.

Esos resplandores asomaron en los ojos de la estatua en el corazón de la gran Caracas. Cuando vio en frente a jóvenes compatriotas que como él vinieron a Venezuela a pedir «un puesto en la milicia de la paz», de orgullo más que de bronce fue la mirada de un José Julián extasiado ante su propia savia de patria y de humanidad.

Jóvenes internacionalistas cubanos, en encuentro con el Maestro, en el corazón de la gran Caracas. Foto: José Llamos Camejo
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