ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Caracas, Venezuela.–Desde que la revolución bolivariana tomó el poder por las urnas, hace algo más de dos décadas, en los «jugadores» antichavistas se hizo crónico el «daltonismo» neoliberal.

Tanto los afectó, que a la política la ven como a la pelota, y a las bases las subestiman; en vez de tocarlas les roban, les escamotean a lo Citgo, Monómeros, oro y cuentas bancarias depositadas en el exterior.

No son casuales el rechazo ni los fracasos que en «premio» a sus desatinos han recibido la derecha venezolana y su padrino, perdedores en 27 de las 29 elecciones realizadas en 21 años de proceso bolivariano.

Cualquiera con sentido común podría deducir que, a fuerza de tropezar con las bases, por fin la derecha extremista y su patrón alzarían los pies, en ademán rectificador. Y los alzaron, sí, para ponerlos sobre la garganta del pueblo, en un acto de estrangulamiento (congelación de fondos y activos en el extranjero, y sanciones contra funcionarios, empresas y entidades económicas del país).

El estrangulador ha pretendido lanzar sobre el gobierno bolivariano la culpa de inducidas dificultades, e igual calculó que el pueblo respaldaría las sanciones. Pero un estudio reciente de la consultora, Datanálisis, de marcado acento antibolivariano, indicó lo contrario.

Según la encuesta, el 76,4 % desaprueba las sanciones al sector del petróleo. Un muestreo anterior, de la propia encuestadora, arrojó el 90 % de rechazo por parte de la población a las medidas impuestas por EE. UU.

Imposible parecía resistir ese pandemónium. Pero la resistencia es cierta, con un gobierno desdoblado en gestiones para que llegue lo imprescindible, sobre todo a los más vulnerables en los barrios humildes.

Por vigésima novena ocasión en los últimos dos decenios, ese pueblo ha sido artífice de una jornada electoral. Esta vez, con su victoria en las urnas, 20 estados por tres, en presencia de más de 300 observadores internacionales de 55 países, el Polo Patriótico le dio supernocaut democrático a la derecha.

La diferencia principal del movimiento bolivariano con quienes le adversan está en la intención y el modo de llegar a las bases. Sus oponentes lo hacen para robar pertenencias.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, tildó de «viciados» los comicios venezolanos del 21 de noviembre. No sorprende que el mánager perdedor no acepte la derrota. Le ha salido mal el juego.

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