ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La simpatía hacia la doctora Liuska se proyecta también sobre el resto del personal cubano a cargo del campamento. Foto: del autor

Banes.-Wilkenson Bázile ya no teme a la furia del mar Caribe. Para el niño haitiano, ahora en tierra cubana, el miedo se disipa cada vez que encuentra a la doctora Liuska Ávila Ávila. «¡Mamá!», le dice, con los inmensos deseos de vivir de quien estuvo a punto de ser náufrago.

Con apenas siete años, Wilkenson arribó casualmente a un sitio del litoral holguinero en compañía de su padre y otros 70 compatriotas.  El barco en el que emigraban a Estados Unidos comenzó a hacer aguas después de que fuertes vientos removieran la base del mástil principal y convirtieran las velas en jirones. La salvación estuvo en la isla que tenían a estribor: Cuba.

La deseada conversación con los auxiliados no transcurre de inmediato. Hay que conocer si alguno accede a dar impresiones de su estancia en el campamento ubicado en el Instituto Preuniversitario Rural Capitán San Luis, en el poblado de Río Seco, municipio de Banes. También hay severas regulaciones sanitarias, porque varios resultaron positivos a los tests rápidos y pruebas PCR para detectar el virus SARS-COV-2.

En el intervalo de espera, los oficiales de Inmigración cuentan que la embarcación haitiana estaba sobrecargada de personas. Venían de pie, encimados y muy agotados. De acuerdo con la bitácora mental de algunos de ellos, la angustia los acosaba desde el mismo sábado de la partida y cesó cuando recalaron un miércoles en la costa holguinera.

Finalmente, Guinel Vilsoint acepta conversar. Evidentemente goza de autoridad entre los suyos. La forma en que mira el rostro del traductor revela parquedad calculada: «Desde que llegamos nos tratan bien. Nos han asegurado atención médica y alimentación. Siempre pensamos que recibiríamos ayuda». Me acompañan siete hijos y la mujer».

Se comporta más abierto ante el pedido de tomarle una foto con varios compañeros de viaje. Cuando la cámara está a punto de registrar el instante, el grupo incorpora a la doctora Liuska. Es una muestra inequívoca de la simpatía hacia la jefa y los demás integrantes del puesto médico instalado en el campamento, bajo la atención extrema de las autoridades municipales de Salud Pública.

BAJO ESTRICTAS MEDIDAS SANITARIAS

Liuska cree que el arranque de cariño tiene origen en el contacto diario que sostiene con sus pacientes. «Tan pronto llegaron, les hicimos los tests rápidos para determinar si tenían COVID o no. Nueve fueron casos positivos, entre ellos dos niños, uno de ocho meses y otro de tres años, quienes junto a sus madres fueron trasladados a la ciudad de Holguín, para aislarlos y tratarlos en el motel El Bosque, habilitado para la atención a pacientes en edades pediátricas», explica.

Está alegre porque unos minutos antes de la visita de Granma, retornaron, con la correspondiente alta clínica, los dos infantes y sus progenitoras. Llegaron a bordo de uno de esos «almendrones» transformados por sus propietarios en transporte sanitario, para incorporarse a la lucha contra la pandemia en medio del rebrote más peligroso padecido en la provincia.

Hoy la cifra de enfermos de COVID-19 asciende a 14. En total se han realizado 70 pruebas PCR. Liuska y los cuatro médicos y cuatro enfermeras que la acompañan trabajan bajo presiones de ese tipo hace meses, desde que el preuniversitario se destinó a centro de aislamiento para pacientes de la COVID-19 de los territorios de Banes y Antilla.

De igual forma, no han existido descuidos con el control de enfermedades endémicas de Haití, porque fueron aplicados los tratamientos radicales establecidos para estas situaciones.

«En cuanto al cólera, les suministramos una dosis única de tres tabletas, que provoca reacciones fuertes, pero uno de los pacientes me dijo que la aceptaba porque sabe que la Medicina cubana es muy confiable».

Entre el 21 de septiembre y el 8 de octubre el equipo médico atendió a otros 124 haitianos, repatriados en correspondencia con el protocolo internacional establecido para casos de ese tipo. Como ocurrió con quienes hoy están aquí, la salvación estuvo en el recalo en costas cubanas.

Afortunadamente no se reportaron enfermos de COVID-19. Al partir, la mayoría manifestó agradecimiento por el trato recibido. «Algunos nos dijeron, recuerda Liuska, que los médicos cubanos no tienen miedo de interrelacionarse con los pacientes».

COMO SI FUERAN COMPATRIOTAS EN APUROS

La conversación con Floro Patricio Leyva, administrador del preuniversitario Capitán San Luis, revela que la hospitalidad de los cubanos está por encima de las exigencias y normas establecidas por las entidades internacionales para el tratamiento a emigrantes en apuros.

Aquí, día por día, el suministro de tres comidas e igual número de meriendas está acompañado del trato afectuoso del personal de servicio, que, ayudado por los profesores, prepara y distribuye las raciones de alimentos proporcionados por Comercio Municipal.

El apoyo aflora igualmente cuando el grupo de «visitantes», en medio de animadas conversaciones, en la zona restringida en la que se desenvuelven a causa de la COVID-19, prepara por cuenta propia comidas adicionales. Con ese fin, relata Floro Patricio, les han suministrado, entre otras cosas, cocos y azúcar con los que elaboran turrones, así como plátano burro y picadillo, base de una especie de caldosa que consumen gustosamente.

Además, por la parte cubana hay quien se encarga de asegurar el visionado diario de fútbol y películas de acción, estas últimas según pedido expreso. Asimismo, está habilitado un teléfono con línea de alcance internacional, para que contacten con los familiares que quedaron en Haití.

La responsabilidad máxima del campamento recae sobre Juan Alberto Dorado Remedio, director de Educación en el municipio. Si todo marcha bien, asegura, es por el trabajo de un equipo en el que también desempeñan un papel preponderante el personal de la Cruz Roja, los oficiales de Inmigración y los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria.

En relación con la próxima reapertura del curso escolar, no hay temor sobre la suerte de los cien alumnos que integran la matrícula del preuniversitario. «La forma en que se ha organizado el proceso docente les permite asistir a otro centro educacional del municipio», comenta el funcionario.

Pasado el mediodía, quedan atrás Río Seco y sus alrededores. Mucha gente de estos lares augura que el «Capitán San Luis» continuará proporcionando cobija provisional a otros haitianos imposibilitados de concluir sus travesías hacia Estados Unidos.

A través de la prensa y las redes sociales conocen los detalles de las penurias económicas y sociales que inducen a los haitianos a estampidas masivas desde su tierra natal; una convulsa realidad a la que Cuba contrapone solidaridad y humanismo, sin importar las complejidades del escenario.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Eduardo Basulto Zaldívar. dijo:

1

3 de noviembre de 2021

22:51:08


Mi Cuba siempre tan linda y solidaria. Por eso nada ni nadie nos puede tumbar. Una vez más, gracias a la medicina cubana.