La creación del pacto militar Aukus (del acrónimo en inglés de Australia, Reino Unido y Estados Unidos), integrado por esas naciones, se erige como una amenaza hacia la paz mundial y, principalmente, para la región del Indopacífico.
Esa alianza estratégica cuenta con tecnología bélica avanzada y permite que Australia construya submarinos de propulsión nuclear, un peligro que puede acabar con la humanidad en breves minutos e intensifica la carrera armamentista por alcanzar la hegemonía militar. Hasta ahora, EE. UU. solo compartió esa tecnología con Reino Unido, en 1958.
China reaccionó inmediatamente en contra de ese pacto, porque en esa región de los mares de Asia-Pacífico se construyen instalaciones turísticas y otras de uso social, pero aún se mantiene la disputa con otras naciones por las inversiones realizadas en la zona del Pacífico sur. China exigió, a través de su Cancillería, que Australia respete los acuerdos en la región Indopacífica contra el uso de armas nucleares.
El portavoz de la Embajada de China en Estados Unidos, Liu Pengyu, declaró a Reuters que EE. UU., Australia y Reino Unido no deberían construir bloques excluyentes que apunten o perjudiquen los intereses de terceros.
Desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca se expuso la voluntad de contener el avance de China en el Pacífico, manteniendo y reforzando la posición dura que encabezó su predecesor, Donald Trump, una postura de guerra fría.
Joe Biden compareció, desde Washington, en videoconferencia, acompañado por el primer ministro británico, Boris Johnson, y el australiano, Scott Morrison, y defendió que la nueva alianza militar debe verse como una fortaleza para desafiar el poderío alcanzado por China.
Francia inmediatamente tomó una postura en contra de Aukus, porque el nuevo pacto puso fin a un acuerdo con Australia para fabricar 12 submarinos de diseño galo, firmado en 2016 por 50 000 millones de dólares australianos, según destaca la agencia Russia Today.
La posición francesa dañó las relaciones de la Unión Europea con Washington, pues se puso en duda la confianza al ocultarse información, jugar con trampas y cancelar convenios firmados hace varios años, según expuso la agencia DPA.
Rusia denunció ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) el hecho de que la alianza Aukus contradice el régimen de no proliferación de las armas nucleares, declaró el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov. «Planteamos esas interrogantes en Viena, mediante el oiea. Anteriormente ya se las hicimos llegar a los estadounidenses a través del embajador en Moscú, (John) Sullivan. Actualmente estamos realizando un trabajo similar en relación con Canberra y Londres», citó Sputnik.
Lo cierto es que las principales potencias del mundo compiten entre sí por el desarrollo de la carrera armamentista y continúan sin prestar atención a los acuciantes problemas globales, hoy amenazados aún más por el azote de la pandemia de la COVID-19. Los países subdesarrollados esperan y luchan por la supervivencia, mientras las fuerzas imperiales invierten en tecnologías para la guerra.















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