La continua interrupción de los servicios de salud para las mujeres debido a la COVID-19 podría borrar más de 20 años de avances en la reducción de la mortalidad materna y aumento del acceso a la planificación familiar, advirtió Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Destacó además, durante la sesión informativa semanal de la OPS, las devastadoras repercusiones sanitarias, sociales y económicas que este virus ha tenido en las mujeres, informa el sitio web de la organización
Según informaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), hasta 20 millones de mujeres en las Américas verán interrumpido su control de la natalidad durante la pandemia, ya sea porque los servicios no están disponibles o porque las mujeres ya no tendrán los medios para pagar la anticoncepción..
La atención al embarazo y al recién nacido también se ha interrumpido en casi la mitad de los países de las Américas, comentó. Las mujeres embarazadas son más vulnerables a las infecciones respiratorias como la COVID-19, si se enferman, tienden a desarrollar síntomas más graves, que muchas veces requieren intubación, lo que puede poner en riesgo tanto a la madre como al bebé.

Asimismo subrayó que datos de 24 países indican que más de 200 000 mujeres embarazadas se han enfermado de COVID-19 en las Américas y al menos 1 000 han muerto por complicaciones del virus.
Etienne también explicó que casi todas las muertes maternas son evitables e incluso volver a los niveles de mortalidad materna anteriores a la pandemia, que ya eran altos, podría llevar más de una década.
Llamando la atención sobre el próximo Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, que tiene lugar el 28 de mayo, la directora de la OPS instó a los países a actuar.
«Podemos empezar por garantizar que las mujeres y las niñas accedan a los servicios de Salud que necesitan -como los de salud sexual y reproductiva, y la atención relacionada con el embarazo y el recién nacido- durante la respuesta a la COVID-19».
Etienne llamó a recordar que los retos y las desigualdades a las que nos enfrentábamos antes de la COVID-19 no han desaparecido durante la pandemia, sino que han empeorado y no pueden pasarse por alto. Por eso debemos hacer de la protección de la vida de las mujeres una prioridad colectiva, enfatizó.


                        
                        
                        
                    












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