Hoy es un día para recordar la infamia, para ser conscientes de que la guerra contra Cuba se ha gestado desde hace mucho tiempo por parte del gobierno de Estados Unidos y que los acontecimientos actuales son solo otras formas de intentar socavar a la Revolución cubana.
Así lo demuestran todos los 13 de abril con el triste recuerdo del ataque terrorista contra la tienda El Encanto. En el año 1961, este establecimiento, el mayor de su tipo en el país, sufría considerables daños económicos y allí perdía la vida Fe del Valle Ramos.
De acuerdo con varias publicaciones, El Encanto fue de las primeras propiedades nacionalizadas por la Revolución, razón por la cual estaba en la mira de los terroristas.
Carlos González Vidal, uno de los empleados de la tienda, era miembro activo del Movimiento de Recuperación del Pueblo, organización terrorista encabezada por Reynold González, también jefe de la Estación CIA de Miami, desde septiembre de 1960 hasta octubre de 1961.

Días antes del atentado «un petardo estalló frente a la puerta principal de la tienda y una llamada telefónica anunciaba que no sería el único. En la tarde del 13 de abril recibió dos petacas incendiarias preparadas con explosivo plástico C-4. Ese mismo día, a las seis de la tarde, González Vidal despachó su última venta en el departamento de discos, en el segundo piso de la tienda, y se dirigió al departamento de sastrería, justamente a la sección de telas», asegura el periódico Tribuna de La Habana.
González Vidal solía quedarse hasta el final del día asistiendo a sus compañeras, por lo que, al quedarse solo introdujo una petaca incendiaria entre dos rollos de telas. Luego, volvió a repetir esta acción en otra estantería.
Cuando su crimen estaba consumado, se subió a un auto que lo esperaba y se marchó.
El fuego se extendió rápidamente y fueron inútiles los intentos de sofocarlo. Después de ya encontrarse a salvo, la compañera Fe del Valle fue a recoger el dinero recaudado y en ese intento perdió la vida. Sufrieron daños, además, 18 personas, entre ellas Mirta Navarrete, de 43 años, Hilda Ruiz, de 34, y Josefina Seijoó e Isabel Tapia, de 20. Las pérdidas materiales se valoraron en 20 millones de dólares.
Sin embargo, este trágico suceso no fue el único atentado contra nuestro país en los primeros años de la Revolución. Sabotajes, incendios, calumnias, y para desgracia del pueblo cubano, muertes, demostraron el odio de un gobierno poderoso contra una Isla que se atrevió a ser libre.

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