ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fotografía muy poco conocida tomada el 19 de diciembre de 1930, durante su primer día de estancia en la ciudad de La Habana. Foto: Archivo de Granma

En la mañana del 19 de diciembre de 1930, el eminente científico alemán Albert Einstein llegó al puerto de La Habana a bordo del vapor Belgenland, acompañado por su esposa Elsa.

Según cuenta el profesor José Altshuler en su libro Las 30 horas de Einstein en Cuba, tras recibir en el mismo barco el saludo de los directivos de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, y de la Sociedad Geográfica de Cuba, manifestó su deseo de comprar un sombrero que lo resguardara de la intensa radiación solar imperante, antes de ir al agasajo organizado en su honor en la sede de la primera asociación mencionada.

De inmediato, los anfitriones lo condujeron hasta la tienda El Encanto, la más famosa y lujosa de la ciudad, donde el gerente tuvo la delicadeza de obsequiarle uno de los más distinguidos jipijapas en venta.

A pedido del dueño del establecimiento, aceptó hacerse un retrato en el lugar, a fin de tener un recuerdo de tan significativa visita.

Tras colocar a Einstein delante de un fondo negro para resaltar la expresividad de su cara bondadosa, el artista Gonzalo Lobo tomó la histórica foto, que constituye el único retrato de estudio hecho al creador de la Teoría de la Relatividad en suelo cubano.

AGUDO OBSERVADOR

Durante su periplo habanero, Albert Einstein hizo primero una breve visita de cortesía a la Secretaría de Estado, acompañado por el ingeniero José Carlos Millás, director del Observatorio Nacional y vicepresidente de la Sociedad Geográfica de Cuba, y por el doctor Juan Manuel Planas, presidente de esa propia organización.

Como puntualizó a Granma el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la comisión de historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SometCuba), los conocimientos de Millás en Matemáticas y Física, y su dominio de varios idiomas, influyeron en gran medida para que se le encomendara acompañar a Einstein mientras permaneciera en La Habana.

La Secretaría de Estado era la entidad que acogía a la Sociedad Geográfica de Cuba, de ahí la razón por la cual fue el primer sitio oficial incluido en el programa de lugares a visitar por el distinguido huésped.

Einstein asistió después al solemne homenaje que le tributaron en la sede de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, sita en la calle Cuba 460.

Desde el paraninfo del histórico inmueble, agradeció las atenciones recibidas por parte de los académicos y los miembros de la Sociedad Geográfica de Cuba y de la Sociedad Cubana de Ingenieros, con los cuales compartió allí. También enalteció las virtudes del pueblo cubano.

La apretada agenda incluyó, asimismo, un encuentro con la comunidad hebrea de nuestro país, el almuerzo ofrecido por el presidente de la Academia de Ciencias en el hotel Plaza, y un paseo en automóvil en horas de la tarde, que él mismo había solicitado para conocer más La Habana y el campo de las afueras de la urbe.

Siempre en compañía de su esposa, el recorrido incluyó los exclusivos Country Club y Havana Yacht Club, áreas rurales de Santiago de las Vegas, el aeropuerto de Rancho Boyeros, la Escuela Técnica Industrial, las obras del Acueducto de Vento y el asilo de enfermos mentales de Mazorra. Finalmente participó en una recepción preparada por la Sociedad Cubana de Ingenieros.

Fatigado por la agitada jornada, rehusó la invitación oficial de pasar la noche en el a punto de inaugurarse Hotel Nacional, y prefirió dormir en el vapor Belgenland, atracado en la rada habanera.

A la mañana siguiente, el ingeniero José Carlos Millás fue a buscarlo para dar un paseo por los lugares de la ciudad que él escogiera.

Con esa sensibilidad que lo caracterizaba, Einstein pidió ir a las zonas de mayor pobreza, pues si el día anterior había visto las grandes residencias de las personas ricas, ahora quería apreciar cómo era la vida en los hogares de las personas más humildes.

Bajo la guía de su principal anfitrión, visitó varios solares y cuarterías de la Habana Vieja, los barrios populares de Llega y Pon, y Pan con Timba, algunas de las tiendecitas modestas de la calzada de Monte, y la zona del Mercado Único, quedando fuertemente impactado por la miseria predominante.

Percatado de la verdadera realidad de la Cuba de entonces, escribió en su diario de notas correspondiente al 20 de diciembre, día en que culminó la estancia del sabio alemán en la mayor de las Antillas: «Clubes lujosos al lado de una pobreza atroz, que afecta principalmente a las personas de color».

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Robe89 dijo:

1

27 de diciembre de 2020

08:03:54


Muy interesante este artículo, para mi era de total desconocimiento que tan prestigioso científico hubiera visitado la mayor de las antillas. Agradecer a usted Orfilio por dicho artículo investigativo.

Telesforo(Deutschland) dijo:

2

27 de diciembre de 2020

11:18:19


Su comentario es muy bueno. Làstima que por razones que sabemos, la prensa internacional y específicamente la prensa alemana, no publique nada de eso, porque estoy completamente seguro , que la gran mayoría de los alemanes lo desconoce, aparte que de Cuba, publicar eso, no; ya sabemos que es lo que ellos desearían publicar en los grandes medios o informar He dicho : 27.12.2020 ; 17.16 horas.

Me encanta Barbara Eden dijo:

3

27 de diciembre de 2020

11:38:27


Einstein también abogaba por justicia racial en los Estados Unidos. Escribió una carta en apoyo de los Nueve de Scottsboro (unos jóvenes negros declarados culpables de una violación que no cometieron) y era amigo de Paul Robeson. Como Einstein dijo "Los EEUU no tienen un problema de raza. El problema es las leyes racistas que tiene."

Sara dijo:

4

27 de diciembre de 2020

13:07:04


Aunque lo leí en la edición digital hace unos días volví a disfrutar de su lectura en el periódico impreso, magnífico trabajo